Entrevista

Sahar Nourafrooz Heris sobrevivió a la prisión de Evin, en Teherán, donde el gobierno teocrático de Irán castiga a los disidentes.

زن، زندگی و آزادی!

La lucha de las iraníes:

Mujer, vida y libertad!

La muerte de una joven iraní kurda, Masha Amini, hace un mes, tras ser capturada y golpeada por la policía de la moral, hizo que cambiara la vida de Sahar, una refugiada persa radicada en Italia. La mujer, que trabaja en una sastrería en la rica ciudad de Pavía, atrajo la atención de la prensa luego que viajó a Roma para participar en una manifestación en apoyo a quienes demandan reformas democráticas en la República Islámica de Irán.

Texto y fotografías: Giuseppe Dezza

Octubre 21, 2022

Irán, que es gobernada por un régimen teocrático desde 1979, tiene regulaciones estrictas sobre el código de vestimenta y costumbre de las mujeres iraníes en la vida pública. Por ejemplo, la captura de Masha Amini fue debido a un problema con el uso del velo en público. La policía la retuvo en una delegación donde sufrió una paliza. Al cabo de tres días, la joven murió. Pero, a diferencia del silencio habitual que rige en esta nación, ese hecho desencadenó la protesta de miles de mujeres que se han movilizado contra el líder supremo, el ayatollah Alí Jamenei, y reclaman un cambio político inmediato.

Por eso es que el ritmo diario de esta refugiada cambió bruscamente porque la prensa italiana recordó que ella es una sobreviviente del régimen en su natal Irán. Y en todas sus intervenciones está Jahanbakhsh, su hijo, que ahora tiene 22 años y estudia medicina en Italia, y actúa como intérprete.

A continuación se reproduce una conversación que la revista Espacio sostuvo con quien es un símbolo de resistencia.

Sahar junto a su hijo, Jahanbakhsh, un joven de 22 años, que estudia medicina en Italia.

¿Puedes contarnos tu historia y la de tu familia?
Mi nombre es Sahar Nourafrooz Heris, soy una ciudadana iraní y vine a Italia hace cuatro años como refugiada. En el año persa 1389, o en el 2010, cuando mi hijo tenía diez años, fui arrestada porque mi esposo era un activista político. Él estuvo en prisión diez años por luchar por la libertad de las mujeres y por reclamar una república democrática en Irán.
¿Trabajaba él en una organización?
Era simpatizante, partidario de los Muyahidines del Pueblo Iraní, partido político de oposición al régimen teocrático que tomó el poder en Irán tras la revolución de 1979. En Irán se considera a este partido de oposición, que lucha por la liberación de todo el pueblo, el enemigo número uno. Para mí, mi marido es comparable al Ché Guevara.
¿Puede contarnos qué le pasó?
Me arrestaron debido a la lucha política de mi esposo.
¿Cuánto tiempo estuvo en la cárcel?
Un año.

En ese momento de la traducción, Jahanbakhsh recuerda que las autoridades lo llevaban dos veces por semana a la prisión de Evin donde la policía llamaba a su mamá por teléfono para que viera que estaba con ellos. Los carceleros utilizaban esa oportunidad para aumentar la tensión y el niño echara a llorar. Ese momento era aprovechado por los torturadores para que ella se quebrara y aceptara todo lo que decían, acusando así a su marido, aunque fuera mentira.

¿Quién te arrestó?
La policía de seguridad de Irán, la policía estatal.
¿Cuál es el nombre de la prisión?
Evin, al norte de Teherán.
¿Cómo fue su situación en prisión?
Yo estaba en una pequeña celda de unos cinco metros cuadrados, con puerta, sin ventana, con retrete, con pileta, me pasaban la comida por debajo de la puerta y de cama el piso y una cobija gris oscura. Podía ducharme y tener cinco minutos de aire y llamar a mi hijo, solo por dos o tres minutos, cada diez días.
¿Cómo la trataron en la cárcel?
Primero estuve en confinamiento solitario, me torturaron psicológicamente, me hicieron poner la soga alrededor del cuello de mi esposo y me dijeron que quitara la silla debajo de sus pies. Me entrevistaron a la fuerza, sujetando a mi hijo debajo de la cámara y diciéndome que leyera el papel que me daban y así dejarían ir a mi hijo.
¿Qué decía este papel?
Que mi esposo era un terrorista, que trajo una bomba al país para detonarla en Teherán, cosa que no sucedió, pero así tuve que decirlo.
¿Por qué te dejaron ir?
Primeramente porque me arrestaron sin razón. Yo no hice nada y no me podían retener más. Me liberaron diciéndome que no podía salir de la ciudad por cinco años y dijeron que mantendrían la casa de mi padre, que tiene un hermoso jardín, como una garantía, y, además, no podía contar lo que me pasó en prisión.
¿Qué pasó después de que te fuiste?
Ya no me permitían regresar a la sastrería donde laboraba antes, no me dejaban ver a mi esposo, no podía trabajar en ningún lado.
¿Cuánto tiempo después lograste salir del país?
Unos ocho años después. Cuando me liberaron, mi esposo todavía tenía que cumplir cinco años en prisión. Cuando mi esposo fue liberado, se fue del país y después de tres años mi hijo y yo también nos fuimos. Fue el año de la Copa del Mundo.
¿Qué está pasando hoy en Irán? Antes no oíamos hablar mucho de una rebelión, ahora parece que las cosas están cambiando.

Estos días mujeres y hombres luchan contra el régimen dictatorial por el derecho a la libertad y a la igualdad. Esta vez es un poco diferente: antes mataban solo a hombres, pero en esta nueva situación también matan a niños menores de once, doce, trece, catorce años, por lo que todas las familias tienen miedo de perder a sus hijos.

Pero todos se manifiestan en contra de este gobierno dictatorial. Incluso pusieron tanquetas en las calles de varias ciudades, cortaron internet. Por ejemplo, recibimos mensajes de Irán dos días después y no he podido hablar con mi padre durante 25 días.

La diferencia es que esta protesta nació de la reacción de las mujeres a la represión por la obligación de llevar el velo. Todo inició cuando mataron a esa mujer persa, ahora la gente no quiere solo el cambio por el velo, quiere un país libre, con derecho a que no los maten por sus ideas.

Sahar ahora vive como refugiada al norte de Italia donde trabaja en una sastrería donde puede seguir ejerciendo la profesión que tuvo en su natal Irán.

¿Es significativo el inicio de esta protesta desencadenada por las mujeres?

Todos la llaman la revolución de las mujeres, pero los hombres también mueren, entonces es la revolución de todos. La diferencia es que esta vez también participan las mujeres que históricamente tienen que pedir permiso para salir de casa. Ahora ya no tienen miedo, ni siquiera de morir.

Ahora, después de un mes de protestas, el régimen dice que pueden quitar el velo, pero ese no es el problema de fondo: debemos lograr la igualdad entre hombres y mujeres. Por ejemplo, cuando mi esposo estaba en la cárcel y mi hijo tuvo que operarse de emergencia del oído, tuve que ir al juez durante diez días para que mi esposo firmara el permiso, mientras tanto se rompió el tímpano de mi hijo. En Irán, sólo el esposo o el padre pueden firmar un permiso para realizar una operación quirúrgica o para salir del país. La separación se hace sólo si el marido está de acuerdo. No se nos permite expresarnos y decidir. Nunca. Se están rebelando por esto, lo están haciendo para conseguir un país libre.

¿Cuál es tu sueño para un futuro iraní?
Como dice un proverbio persa: será imposible sin derramamiento de sangre, pero luego también nosotros tendremos una república democrática, queremos un gobierno laico.
El poder religioso es muy fuerte, ¿verdad?
Lo fue, pero ahora el 80% no está de acuerdo con esto. Antes sí, ahora solo el 20% está de acuerdo con este gobierno. Por ejemplo, nosotros somos musulmanes, pero no creemos que debamos matar a nuestros oponentes políticos. Ellos al contrario se esconden detrás de la religión para matar a las personas que luchan por la libertad.
En estos días se escucha en las noticias la consigna: “¡Mujer, vida y libertad!”.
Sí, porque estas manifestaciones comenzaron con esta consigna, queremos igualdad de sexos, para los niños, en el trabajo, para todos. Nosotros venceremos.

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