Crónica/Multimedia

Las guerreras de «El Trapiche»

Dalia Chévez* y Rolando González **

Agosto 25, 2023

En el 2014 nace la idea de fundar un emprendimiento liderado por mujeres de la comunidad de San Antonio del Monte, Suchitoto, para producir derivados de la caña de azúcar, haciendo uso de abonos orgánicos y evitando la quema para respetar la tierra y la fauna que circunda los cañales. En el 2015 el grupo «El Trapiche» se hizo realidad, permitiéndole a las involucradas ensayar otras maneras de trabajar, producir, liderar, resistir y solidarizarse, utilizando recursos tecnológicos que refuerzan la comunicación y la planeación participativa.

«El Trapiche» está conformado por doce lideresas: Carolina Díaz, Ofelia Joachin, Josetty Artiga, Neris Joachin, Teresa Murillo, Blanca Quevedo, Elena Morales, Esperanza Orellana, Margarita Domínguez, Sara Menjívar, Diana Silva y Sandra Vásquez. Las edades de las integrantes oscilan entre los 16 y los 60 años. Este rango enriquece la dinámica grupal, permitiéndoles compartir vivencias, contrastar perspectivas y propósitos que conjugan la acción de base enraizada en la herencia de la organización comunitaria productiva del tiempo de la guerra civil.

Las integrantes de «El Trapiche» de San Antonio, Suchitoto. Cortesía de Asiria Artiga.

Las mujeres de «El Trapiche» se caracterizan por su alegría, dinamismo, capacidad organizacional y agudeza inventiva. Ellas —como la mayoría de las mujeres rurales salvadoreñas— desempeñan labores de cuidado. Con el apoyo de sus familias y redes de confianza han logrado producir y comercializar bienes fuera del espacio doméstico. De manera individual participan en diversas iniciativas que pueden entenderse como complementarias. Entre ellas destacan la gestión de fondos a través de un grupo de ahorro, la participación en un banco comunal y la organización de un mercadito dominical. Estas dinámicas promueven la inclusión financiera de las mujeres rurales, incentivando el ejercicio de su independencia y la cohesión de género, partiendo de un decir/hacer que pone en práctica los postulados básicos de la economía solidaria. «Tenemos garra», expresa la lideresa Carolina Díaz, porque con valor y constancia han logrado posicionar su oferta en Suchitoto.

Para festejar, compartir y comercializar en comunidad crearon en 2019 la «Feria del dulce», un evento que tiene lugar el primer martes del mes de abril. En 2023 las mujeres de «El Trapiche» celebraron con éxito la IV edición de la «Feria del dulce», que contó con puntos artísticos, música en vivo y la comercialización de los derivados de la caña de azúcar que ellas producen: el jugo, el vicio, la miel de mesa, la miel de dedo, los batidos y el dulce de panela.

Afiche promocional de la IV Feria del Dulce organizada por el grupo de mujeres
«El Trapiche» de San Antonio, Suchitoto.

Con nueve años de trabajo cumplidos, las mujeres de «El Trapiche» se proyectan a futuro con más conocimientos y más integrantes actuando en distintos escenarios con la visión de escalar su acción. Para lograrlo, exponen una serie de necesidades por resolver a corto y mediano plazo como: especializarse en la optimización de los procesos de la molienda, recibir formación para diseñar y exportar sus productos, mejorar la arquitectura de la ex guardería comunitaria en donde trabajan, adquirir una parcela para cultivar caña orgánica, entre otras. 

El mensaje de las guerreras de «El Trapiche» de San Antonio para las mujeres de El Salvador y el mundo es el siguiente: ¡organícense para seguir luchando!

Se madruga para avanzar

San Antonio, Suchitoto. 5:00 a.m. Afuera, una luna tímida adorna el cielo y un rezago de sombras oculta los colores del apacible paisaje rural. Puertas adentro, la jornada de las mujeres de «El Trapiche» dio inicio a las 3:30 a. m. con el cumplimiento de una buena parte de las tareas domésticas diarias. Lo que queda pendiente por hacer es distribuido entre los familiares o los conocidos de confianza.

Convivencia y cuidados

La organización comunitaria genera redes de confianza y cooperación que permiten la convivencia y el trabajo colectivo en función del bienestar común. El grupo de mujeres de «El Trapiche» es muestra de ello. La jornada anual de producción de los derivados de la caña de azúcar da inicio en febrero y finaliza en abril de cada año. Durante este tiempo las mujeres se turnan para trabajar juntas y cumplir con su planeación. Al actuar desde una comprensión alternativa de la economía —en la que la vida y la solidaridad son los motores de la acción—, el tiempo de trabajo permite la interacción desinteresada y el ejercicio del cuidado mutuo. «Hay alegría porque hay convivencia, imagine: ¡hoy hemos comido desayuno juntas! (…). Por lo general nos llevamos bien y el trabajo lo hacemos en conjunto. Nosotras nos apoyamos», dice Esperanza Orellana.

Trabajo pesado de mujer

El motor a diésel del molino se escucha a varios metros a la redonda. Las mujeres del grupo «El Trapiche» se turnan para trabajar de diez a doce horas para moler y producir los derivados de la caña de azúcar. «Este trabajo es bastante pesado y normalmente lo han hecho los hombres. Nosotras, siendo mujeres, lo hemos sabido llevar. En el país somos el único proyecto en su tipo que ha sido retomado y liderado por mujeres. Con nuestro trabajo nos volvemos visibles al demostrarle a la sociedad de lo que somos capaces», expresa Carolina Díaz.

La mirada de San Romero

La jornada productiva de las mujeres de «El Trapiche» se desarrolla en el patio de una ex guardería que es prestada por la comunidad. La edificación carece de energía eléctrica y el deterioro de sus techos y paredes es evidente. En el lugar figura un retrato de monseñor Óscar Arnulfo Romero rodeado de niños con semblantes felices y pieles rosas.

Soberanía dulce

Los derivados de la caña que las mujeres de «El Trapiche» comercializan son el jugo de caña, el vicio, la miel de mesa, la miel de dedo, los batidos y el dulce de panela. La jornada de producción es un espacio abierto para la divulgación, en donde se convive y se comparte conocimiento con los visitantes, la clientela de la zona y la que llega desde otros municipios. «Estamos abasteciendo con dulce de panela a nuestra comunidad y a las comunidades cercanas. Los compradores ya no tienen que salir a buscarlo al supermercado, vienen aquí o se les manda el producto. Gracias a Dios nunca hemos tenido queja de ningún comprador, todos se han ido satisfechos con la calidad: “Bien rico este dulce, es bien blandito”, dicen. La clientela lo prefiere para endulzar la tacita de café o de leche porque es más saludable para ellos. Y nosotras tenemos ese cuidado de que el producto sea algo bueno. Tiene que gustarnos para que les guste a las demás personas», comparte Sandra Vásquez. 

Los apuntes de hoy y las proyecciones de futuro

En 2015, treinta y tres mujeres fundaron el grupo «El Trapiche» en Suchitoto. El número de integrantes fue reduciéndose debido a la dureza del trabajo y las bajas ganancias compartidas. La perseverancia de las doce mujeres que hoy conforman «El Trapiche» ha permitido que el grupo destaque por incorporar el liderazgo de la mujer, la lucha ambientalista, la práctica de la economía solidaria y el rescate de la molienda. Las integrantes comparten una vinculación afectivo-política hacia el grupo y su historia, que las impulsa a seguir trabajando y nutriendo sus proyecciones de futuro. Jossety Artiga expresa: «Nosotras no lo hemos dejado por el amor, le tenemos mucho amor [al grupo]… porque nos ha costado». Carolina Díaz comparte: «En diez años nos imaginamos transportando nuestro producto fuera del país; nos vemos con mejor infraestructura (…). Nos imaginamos con nuestra propia parcela de caña (…) y con más mujeres en el grupo (…). Nos vemos superadas, con más conocimiento».

Salud, resistencia, seguridad y sostenibilidad

Para el cultivo de la caña las mujeres de «El Trapiche» optimizan el uso de los desechos, con los que fabrican abonos orgánicos que mejoran la fertilidad de los suelos. Estos abonos también los utilizan en sus huertos caseros para consumir alimentos libres de sustancias dañinas. Este conocimiento ha modificado sus patrones alimenticios: «Cuando no estaba capacitada era un solo desorden para las comidas. (…) Chorizos, salchichas, todo eso aprendí a no consumirlo. Las gallinas igual, ¿cuándo aquí en el campo va a sacar un pollo en cuatro o seis semanas? Nunca. Se tarda hasta seis meses para que un pollo esté bonito, porque todo es natural. Hemos aprendido a comer saludable», señala Josetty Artiga. Para Carolina Díaz no comprar lo que la comunidad produce y comercializa contribuye a la concentración de la riqueza: «Ayudamos al multimillonario a hacerse más millonario, porque mucha gente deja de comprar en los canastitos o en la comunidad por ir a comprar al súper. [Yendo] a hacer más rico al rico».

Mujeres: organícense

El mensaje del grupo «El Trapiche» para las mujeres de El Salvador y el mundo es uno: organícense. La organización comunitaria ha permitido que estas mujeres desarrollen vínculos filiales de género, intergeneracionales, políticos, culturales e históricos; volviéndose acreedoras de un capital social que les facilita la obtención de cuotas superiores de bienestar común. Con su labor, estas lideresas están construyendo y legando un capital experiencial para las generaciones venideras. El ejemplo vive y la invitación ha sido extendida. 

* Artista y licenciada en Filosofía

** Facilitador en formulación proyectos, economía solidaria y comunicación con títeres.

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