Crónica

El éxodo de palestinos hacia el norte de Gaza en la calle Rashid – Ap/Mohammed Talatene

Francesca Albanese: «Sin sanciones internacionales, Israel no cambiará»

Entrevista con la Relatora Especial de la ONU sobre los Territorios Palestinos Ocupados: «Durante décadas, los palestinos han sido objeto de desplazamientos forzosos, uso excesivo de la fuerza, detenciones arbitrarias y guerra preventiva. Este es el contexto que lleva latente el gen del genocidio». Esta nota fue originalmente publicada en Il Manifesto el 8 de mayo de 2024.

Chiara Cruciati

Mayo 17, 2024

«Me gustaría que el ataque de Rafah no se diera por hecho: puede y debe detenerse. Necesitamos un alto el fuego inmediato para la liberación de los rehenes israelíes y de todos los palestinos detenidos por Israel en los últimos meses. Y se necesitan sanciones: sin sanciones Israel no cambiará».

Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, comenta el inicio de la ofensiva terrestre contra la ciudad de refugiados palestinos. El 25 de marzo, Albanese publicó un nuevo informe (puede leerlo en inglés en este enlace: Anatomía de un genocidio), en el que explica con fuentes, datos y testimonios por qué estamos ante un genocidio plausible.

¿Qué opina de la ofensiva sobre Rafah, que ya ha comenzado?

Hay que detenerla. Egipto ya está preparando planes de contingencia para acoger a los refugiados, en lugar de comprometer todo su capital político para detener el ataque. Todos los cooperantes deberían estar ahora mismo viajando entre las capitales del mundo para detener la ofensiva.

¿Hay atisbos de un «sí» israelí al acuerdo de tregua?

Israel no quiere aceptarlo porque tiene miedo de detenerse y ver lo que ha hecho: cuando se asiente el polvo veremos lo que Israel ha hecho en Gaza y veremos que los 25 relatores especiales de la ONU que llevan meses denunciando el genocidio tenían razón. Es importante que los trabajadores humanitarios y los expertos forenses entren en Gaza, que vayan al Hospital Shifa y al Hospital Nasser, donde hay fosas comunes, que vayan a las cárceles, donde está aumentando la muerte de detenidos por tortura.

En el informe escribe: «Ningún palestino de Gaza está a salvo por definición».
¿Está ya aquí el concepto de genocidio?

Sí y no. Hay muchas situaciones en las que grupos de individuos se encuentran sin la protección que les garantiza el derecho internacional. No es esa falta de protección en sí misma lo que hace que un pueblo esté expuesto al riesgo de genocidio. Es cuando esa falta de derechos es prolongada, está vinculada a un contexto y a un diseño políticos. Desde mucho antes del 7 de octubre, los palestinos han estado expuestos a casos de desplazamiento forzoso y uso excesivo de la fuerza, detenciones arbitrarias y guerra preventiva. Este es el contexto difícil de entender para muchos, pero que lleva en sí el gen latente del genocidio.

«Vi salir del paso fronterizo de Rafah a seres humanos que ahora no eran más que cuerpos andantes». Francesca Albanese.

El informe vincula las prácticas genocidas a la propia naturaleza del colonialismo de asentamiento, recordando la experiencia de los nativos americanos en Estados Unidos, los indígenas en Australia y el pueblo herero en Namibia: «La mera existencia de un pueblo indígena supone una amenaza existencial para la sociedad colonizadora». ¿Puede explicarlo?

En Occidente es difícil entender qué es el colonialismo de asentamiento y vincularlo a la realidad política israelí porque los occidentales sufren de amnesia colonial y porque ven a Israel como un producto político de la tragedia del Holocausto. Lo es, pero no del todo: el proyecto de colonización de Palestina por parte de judíos europeos perseguidos durante siglos en Europa, para quienes Palestina tiene claramente un significado religioso histórico, comenzó a finales del siglo XIX. Sobre ese proyecto colonial se ha injertado la solución política que Occidente propugna desde esa página inmunda de nuestra historia que es el Holocausto. La limpieza étnica del pueblo palestino entra dentro de la definición de genocidio acuñada por Lemkin: el colonialismo es en sí mismo genocida porque tiene como objetivo la eliminación del otro.

La limpieza étnica es un delito distinto del genocidio. Sin embargo, según el derecho internacional, el desplazamiento forzoso y la deportación también pueden constituir genocidio si el objetivo es destruir a un grupo protegido.

El objetivo de Israel no es matar a todos los palestinos, sino expulsarlos. El 7 de octubre representa una oportunidad para aclarar y ampliar el plan presentado a medias por exponentes de diversas áreas políticas: ya no sólo la segregación de los palestinos, sino su expulsión. La limpieza étnica puede ser así el contexto de un genocidio.

Según la Convención sobre el Genocidio, el primer elemento que permite hablar de tal crimen es el asesinato de miembros del grupo protegido. En Gaza, el 70% de las víctimas son mujeres y niños, el 30% hombres adultos que Israel asimila por defecto a la categoría de «combatiente activo».

Es la criminalización ab origine del hombre. Israel no discute las cifras de la ONU sobre el número de hombres muertos, pero afirma que todos eran combatientes. Esto es una aberración. Lo que hace Israel es atacarlos a todos diciendo que así quiere eliminar a Hamás: es el germen de la lógica genocida.

«Inmediatamente [Israel] atacó los lugares de identidad palestina: iglesias, mezquitas, centros culturales, universidades».
Francesca Albanese.

El segundo elemento son los daños físicos y mentales sufridos por el grupo. En particular, explica cómo el trauma sufrido tendrá un efecto duradero en los niños. ¿Cuál es el futuro de Gaza?

Vi salir del paso fronterizo de Rafah a seres humanos que ahora no eran más que cuerpos andantes. Era como si estuvieran vacíos. En Egipto reconoces inmediatamente a los que vienen de Gaza: son pequeños, encorvados, negros, con una energía negra. Los palestinos son tan fuertes que despertarán, pero para que esto ocurra deben darse unas condiciones y la condición es el fin del apartheid israelí. Llevará mucho tiempo y mucha más gente morirá en Gaza y Cisjordania porque éste no es un mundo dispuesto a impedir los crímenes.

El informe dedica un capítulo a la utilización por Israel del léxico del derecho internacional para justificar el uso de la violencia letal: escudos humanos, daños colaterales, zonas seguras…, conceptos destinados a borrar la distinción entre civiles y combatientes. En Gaza, escribe, todas las personas y todos los lugares se consideran posibles objetivos porque están cerca de sujetos considerados combatientes o porque están cerca de lugares considerados posibles centros militares: ¿el «contagio vírico», lo define, justifica la destrucción sin precauciones?

Desde los primeros días, los palestinos comprendieron que ésta no era una guerra como las demás, eso es lo que me dijeron: Israel atacó inmediatamente objetivos claramente no militares esta vez. Inmediatamente atacó los lugares de identidad palestina: iglesias, mezquitas, centros culturales, universidades. Israel amplió el espectro para determinar a quién debía eliminar. Entre ellos, policías, médicos, empleados ministeriales, porque Israel consideraba que todos estaban afiliados a Hamás. Golpearon a intelectuales, como Refaat Alareer, verdaderos castigos colectivos. Los propios hijos de Haniyeh no fueron asesinados por ser combatientes, sino por ser hijos del líder de Hamás. Esta lógica no puede legitimarse. Y luego está el crimen más evidente: crear condiciones de vida que conducen a la destrucción de un pueblo, es decir, el bombardeo de hospitales, la privación de alimentos y medicinas.

Poco se ha dicho en Occidente sobre el asedio al Shifa: centenares de muertos, ejecuciones, muertes por inanición. A esto se añade el conocimiento de que causa bajas: un hospital que no puede curar es una tumba.

En Egipto, visité tres hospitales: la mayoría de los palestinos ingresados no eran heridos de guerra, sino enfermos crónicos. Tumores, leucemias, enfermedades respiratorias, diabetes. Y luego amputados por gangrena y niños desnutridos. Conocí a un niño que contrajo pancreatitis por comer alimentos de origen animal y beber agua sucia: en Gaza ya no tenían medicinas. El sistema sanitario de Gaza está destruido. Esta es la verdad.

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