Crónica
Fotografía: Marina Ávalos
Texto: Raquel Kanorroel*
Julio 26, 2024
Desde hace 20 años se celebra en la Universidad de El Salvador (UES) la Expo foto, una exposición de fotografías de los estudiantes de periodismo que ha ido ganando más y más espacio, aún cuando debió suspenderse temporalmente por las restricciones a la movilidad ocasionadas por la pandemia. En 2024 la Expo foto reúne y presenta fotografías de cuatro años.
La iniciativa de la Expo foto nació de la cátedra de Fotografía Periodística de la UES, a iniciativa de Iván Hernández, docente de dicha asignatura. En el Departamento de Periodismo estuvieron de acuerdo en que el trabajo fotográfico de los estudiantes no debía quedarse únicamente como material para revisión académica, sino compartirse con el público.
De modo que la Expo «nació bien pequeñita, en las instalaciones del sótano del Departamento —recuerda el profesor Iván—, y fue dándosele más importancia cada año: para el 2012 era ya una actividad casi de rigor, contándose entre sus invitados a colegas periodistas de medios nacionales y agencias extranjeras».
En 2020 fueron obligados a suspenderla por las restricciones que entonces hubo a la movilidad, lo que volcó todas las clases a la modalidad virtual. «Para rematar, los Juegos Centroamericanos y del Caribe nos vinieron a “exiliar” de las instalaciones», comenta el catedrático.
Pero, a pesar de las vicisitudes, decidieron retomar la Expo foto este año, e incluyeron las fotografías de los estudiantes que se vieron privados de participar desde el 2019 hasta la fecha, porque el evento suspendido en 2020 abarcaba los trabajos del año anterior, como fue la usanza desde el principio. De manera que, hasta hoy, han logrado montar dieciséis Expo fotos.
Sin embargo, debido a que aún afrontan problemas con las instalaciones, las fotos expuestas el pasado junio se tuvieron que retirar del teatro universitario y están ahora bajo resguardo. Se reinstalarán en el Departamento cuando les regresen el edificio, que todavía tienen bajo llave los del Ministerio de Obras Públicas.
El Lic. Hernández («Lic.» o «Profe» Iván, como afectuosamente le llaman sus estudiantes) nos explica que, como prerrequisito para recibir la materia que él imparte, el alumnado debe cursar Semiótica de la imagen, materia en la que se dan las herramientas teóricas para la producción y el análisis de las imágenes, «mientras que en Fotografía Periodística todo es más práctico: estudiamos los géneros de fotografía existentes y comenzamos a producirlos».
Ambas materias son impartidas en el segundo año de la carrera, y sólo los estudiantes que ya las cursaron pueden exponer sus imágenes en la Expo foto, a fin de mostrar hasta dónde han aprendido los principios y los métodos del arte fotográfico periodístico. Y no sólo exponen en el evento, sino que también lo organizan, tal como se estableció desde el inicio: así el alumnado no lo percibe como algo impuesto, sino propio.
El catedrático Iván Hernández tiene una relación estrecha con sus estudiantes, en especial durante las prácticas de campo.
Gracias a la Expo foto algunos estudiantes generaron amistades a largo plazo que se convirtieron en oportunidades de trabajo en los medios nacionales o en agencias noticiosas extranjeras.
Dado que en esta ocasión participaron estudiantes de 4 años consecutivos, la selección fue todo un reto para las colegas que fungieron como juezas (Jessica Orellana de El Diario de Hoy y Wendy Urbina de La Prensa Gráfica), pues tuvieron que revisar más de mil fotografías presentadas por dichos estudiantes, de las cuales seleccionaron 100 en físico y 50 en formato digital. Los alumnos que postularon sus fotos esperaron ansiosos a que algunas de las suyas fuesen escogidas.
Y es que, aunque la Expo foto no es un certamen propiamente dicho, sino una actividad extra académica que busca mostrar el trabajo de los estudiantes, la proyección que logran los autores de las imágenes seleccionadas es considerable, ya que «hemos querido que este esfuerzo trascienda los confines de la U», acota el profesor Iván.
En efecto, antes del 2020, ya era tradición compartir la muestra con otras universidades públicas de Centroamérica (la de San Carlos de Guatemala, la Nacional de Honduras y la de León en Nicaragua), así como con escuelas de Comunicaciones y Periodismo, a manera de intercambio entre estudiantes de la carrera.
A raíz de dichos intercambios, algunos estudiantes participantes generaron amistades a largo plazo que terminaron convirtiéndose en oportunidades de trabajo en los medios nacionales o en agencias noticiosas extranjeras, como fue el caso de dos veteranos participantes en la Expo foto, Marvin Recinos y Rodrigo Sura, quienes ahora laboran en la France-Press (AFP) y EFE, respectivamente.
Este año, un alumno y dos alumnas lograron exponer más fotografías: David Ramírez, Madeline Alfaro y Marina Ávalos. Los tres agradecen a ambas colegas juezas, a quienes admiran. Por cierto, Jessica y Wendy son egresadas de la UES y exalumnas del experto «Lic.» Iván, al que todos sus estudiantes se dirigen con respeto y cariño.
Cabe destacar que David, Madeline y Marina —los tres alumnos ya cerca de graduarse— cursaron Fotografía Periodística en el período posterior a 2019, por lo que hasta el presente año lograron participar en la Expo foto, evento que normalmente está dirigido a los estudiantes que recién han cursado el segundo año de la carrera.
Por petición de ambas compañeras, fue el joven Ramírez quien habló primero con nosotros. Ellas estaban algo nerviosas, pues las entrevistadoras por primera vez serían entrevistadas, al igual que él. Hablamos sobre varios temas, pero principalmente —claro está— sobre el evento.
Ramírez considera que la Expo foto es un evento único que reviste gran importancia, pues «no he visto este tipo de actividades replicadas en otras universidades». De hecho, él fue parte del equipo organizador del evento este año.
La era digital y tecnológica del presente no ha logrado sustituir la necesidad y el aprecio por el contacto humano en el ejercicio del periodismo.
Por su parte, Madeline, alumna de último año —y a quien le encanta cubrir marchas, especialmente feministas—, manifiesta que, al ver sus fotografías impresas en grande expuestas en el teatro universitario, se dijo emocionada: «¡Ese es mi trabajo!».
Dicha emoción, nos dice, se debió principalmente a que «mis primeras fotos, las cuales no consideraba de suficiente calidad, fueran seleccionadas: dudaba de mi trabajo, pero me decidí a enviarlas, diciéndome: “¡Que pase lo que tenga que pasar!”».
Para Madeline, esta experiencia fue, ante todo, «muy estimulante: me ayudó a creer en mí misma, en mi trabajo y en que puedo llegar más lejos, pues jamás me imaginé que estaría siendo entrevistada a raíz de esto». Y no sólo entrevistada, sino que hasta le pidieron un autógrafo.
«Se entregaron fotos postales de las mismas imágenes impresas en grande, y una de mis fotografías muestra a una señorita del Bloque Negro Feminista que está “grafiteando” en las paredes: “Sin mujeres no hay revolución”.
Entonces, un chico me buscó para que yo le autografiara la foto postal: ¡jamás creí que eso me pudiera pasar!», relata Madeline, emocionada.
La joven asegura que la Expo foto permite a los estudiantes demostrarle al mundo que, aún antes de egresar como periodistas, «somos capaces de lograr mucho, que a través de nuestro ojo y nuestra lente podemos tomar fotografías que quizá, algún día, serán icónicas».
Por su parte, Marina —quien cursa quinto año y prefiere el tema de Derechos Humanos—, de temperamento introvertido, nos cuenta que «estaba indecisa, hasta que, un día antes de cerrar el cupo, mandé fotografías: también dudaba de la calidad de mi trabajo, además de que tenía bastantes fotos y había que hacerles un pie de grabado», cuestión que entonces le daba estrés y que ahora la mueve a risa.
Confiesa, siempre risueña, que ella se hubiese contentado con que la hubiesen preseleccionado solamente tres fotografías, «¡pero me eligieron muchas! Me sentí un poco afligida ante el nuevo compromiso (…), pero ver después mis imágenes expuestas el día del evento fue muy bonito (…)».
No obstante, la emocionó que una de las juezas y otras personas la felicitaran, así como ver que los asistentes se detuvieran a leer sus pies de grabado.
Las palabras vertidas por estos jóvenes en relación a la Expo foto nos demuestran que, aunque los estudiantes participantes en ella son hijos de la era tecnológica, el contacto humano sigue siendo para ellos insustituible, lo cual confirmaremos a continuación.
«[La IA] nunca reemplazará el juicio, el criterio o el enfoque que decida ejercer un periodista a la hora de retratar a alguien o a algo, o de narrar una historia». David Ramírez, estudiante de periodismo.
David, Madeline y Marina están de acuerdo en que la IA —condición impuesta a las nuevas generaciones por el avance tecnológico— no puede ni podrá traspasar ciertos límites.
«Entre los colegas siempre charlamos sobre qué pasará en unos años con el periodismo respecto a ese tema (…). Pienso que, aunque tenemos que aprovechar las herramientas tecnológicas disponibles, el contacto humano seguirá, ya que el periodista siempre tendrá que “estar allí”: tanto fotoperiodistas como redactores, si no están en el territorio, si no perciben con sus propios sentidos, no están haciendo periodismo», expresa David.
Esto es porque el ejercicio periodístico incluye inevitablemente la subjetividad —entendida como comprensión— de quienes procesan la noticia; mientras que la IA siempre funcionará con base en los datos objetivos que le sean suministrados y, en consecuencia, catalogará automáticamente seres, cosas y eventos. Por tanto, «nunca reemplazará el juicio, el criterio o el enfoque que decida ejercer un periodista a la hora de retratar a alguien o a algo, o de narrar una historia», afirma el joven estudiante, convencido de que lo que hace a los periodistas son las historias, y que a éstas las hace el contacto humano.
Madeline comparte el criterio de David, pues la IA carece de sensibilidad y de perspectivas originales, pues trabaja de manera genérica, afirma. «Al hablar con alguien, puedo percibir y compartir su sentimiento (…) y después transmitir al resto lo que esa persona quiso dar a entender. La IA no puede hacer eso (…)», afirma la joven, y cita como ejemplo un reportaje que realizó sobre mujeres trabajadoras domésticas.
Una de ellas, por su avanzada edad, «ya tiene mal sus manitas, y lloraba al contarnos su historia. Un periodista trata de ser fuerte, pero es difícil no conmoverse. Entonces, a la hora de redactar, se hace con ese sentimiento. No por amarillismo, sino para mostrar la realidad completa», señala Madeline.
En resumen, la estudiante considera que «no hay que acomodarnos a la IA ni depender de ella. Si no, ¿para qué nos estamos matando tanto como estudiantes, con tal de innovar nosotros y brindar algo diferente? Hay que saber utilizarla y hacerlo equilibradamente».
En cuanto a Marina, tiene claro lo mismo que sus compañeros: que a la IA «hay que verla como herramienta y hasta allí. Además, no es perfecta. La usé hace poco —siempre como instrumento— para una tarea, y lo que le pedí no tenía nada que ver con lo que me mostró (…): no puede uno confiar completamente en ella», puntualiza.
Resulta esperanzador ver el trabajo y la receptividad de estos estudiantes hacia lo puramente humano a través de esta Expo foto 2024.
* Escritora, periodista, pintora y dibujante. Autora del libro Raíces sumergidas, alas desplegadas (2014). Mención honorífica en el III Concurso Internacional de Microrrelatos Jorge Juan y Santacilia, con sede en Novelda, España (2016).
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