Pero, ¿por qué es tan importante que exista una ley de identidad de género? La respuesta es simple: para que las personas trans puedan ejercer sus derechos básicos. Desde acceder a servicios de salud pública, buscar y acceder a un empleo y a estudios, hasta cosas más complejas como obtener pensiones, remesas, seguro social, o incluso adquirir un crédito bancario. Esta ley garantiza prácticamente el derecho a existir, a nombrarse, a percibirse, a ser. “La población LGBT+ y sobre todo las personas transexuales no contamos con derechos en este país, no existimos, ni en nuestros hogares, ni en la sociedad, ni en la ley”, afirma Alexa, una mujer trans, mientras sostiene una bandera multicolor en sus manos.

Lo que expresa Alexa no se trata de una percepción particular o ajena a la realidad. Las personas de la comunidad LGBT+ enfrentan discriminación en muchas áreas, entre ellas, la educativa, ya sea por sus profesores o por otros estudiantes. Estas limitaciones son un obstáculo para el desarrollo de su potencial académico y cultural, lo cual impacta en sus oportunidades laborales, según expresa Guillaume Durand, del Banco Mundial¹. Las personas LGBT+ también enfrentan discriminación por parte de reclutadores y compañeros de trabajo, están más expuestas a ser acosadas, ganan menos y, consecuentemente, presentan menores índices de satisfacción laboral, agrega la misma fuente.