Cultura
Fotografías: Giuseppe Dezza
José Arguello Lacayo*
Junio 14, 2024
Durante mis diálogos con Claribel, a medida que iba descubriendo sus extraordinarios vínculos con poetas y escritores, le propuse grabar una serie de programas radiales dirigidos a los jóvenes, en que recogiéramos las memorias de sus amistades literarias. Así surgió nuestro programa Grandes escritores vistos por Claribel Alegría, que grabamos en Radio Universidad en el año 2000.
Fueron diez programas de media hora en que yo al principio la entrevistaba durante veinte minutos y luego dábamos lectura a algún fragmento del escritor reseñado. Claribel se limitó a hablar de aquellos ya fallecidos, pues hubiera podido también narrar vivencias suyas con Vargas Llosa, García Márquez y Carlos Fuentes, quienes seguían vivos. En privado alguna vez me habló de ellos.
De sus coterráneos eligió al poeta revolucionario Roque Dalton y al maestro de la narrativa salvadoreña Salarrué; a Roque no llegó a conocerlo en persona, pero mantuvo comunicación con él por carta, y cuando murió trágica y prematuramente, estando ella en Deyá, abrió al azar uno de sus libros y se topó con aquel verso inolvidable: Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre / porque se detendría la muerte y el reposo.
Salarrué, por su parte, fue una presencia constante a lo largo de toda su vida, y, cuando Claribel celebró su boda con Bud en Washington el 29 de diciembre de 1949, fue a él a quien Claribel eligió para que, en sustitución de su padre, la entregara durante la ceremonia a su prometido, pero una tormenta de nieve impidió que Salarrué llegara a tiempo desde Nueva York. Cuando finalmente apareció, se dieron un gran abrazo y Claribel le dijo: “No importa. Usted fue el que me entregó; usted fue mi papá”.
En nuestros programas radiales quedó grabada para la posteridad la voz de Claribel, con aquella espontaneidad y vitalidad que le caracterizaba. En 2004 le propuse grabar sus poemas sobre la muerte, programa que titulamos Último umbral. En uno de ellos, escrito posteriormente, dice así:
LA MUERTE
¿Por qué temerme tanto
si mi único afán
es liberarlos?
En 2007 Claribel decidió escribir un libro a partir de nuestras entrevistas sobre escritores y poetas, y así surgió Mágica tribu. En su prólogo señala que antes que autores famosos, son para ella amigos a los que amó. De un modo muy suyo confiesa: “Tengo, por suerte, muchos amigos: escritores y no escritores, muertos y también vivos, a quienes admiro y amo. La amistad para mí, como el amor (la amistad también es amor), es uno de los grandes regalos de la vida”.
* Fragmento del artículo “Mi amiga Claribel” publicado en la revista Carátula, n.º 120, junio de 2024.
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