Cultura

Escena de Tetas bonitas que alimentan, comedia sobre tres generaciones de mujeres que comparten experiencias sobre la maternidad. 

TNT: «Dinamitando» viejas estructuras y traumas. Segunda parte

Texto: Raquel Kanorroel*
Fotos: Cortesía Asociación Tiempos Nuevos Teatro, TNT

Octubre 4, 2024

«El teatro no se hace para cantar las cosas, sino para cambiarlas»
Vittorio Gassman, actor y director italiano

Como vimos en la primera parte, la Asociación Tiempos Nuevos Teatro (TNT), luego de 31 años de existencia, es hoy una organización que trasciende la mera actividad teatral. Sin embargo, promueve y cultiva las artes escénicas de manera preferencial, dado que en ellas están sus raíces.

De modo que ahora echaremos un vistazo a dicha actividad, esto es, mencionaremos varias de las obras que TNT ha presentado en los últimos años y, sobre todo, veremos brevemente cómo cuatro participantes en los distintos elencos han visto impactadas sus vidas y las de sus comunidades. 

La primera puesta en escena de la Asociación fue El caudal de la Agüita Loca, en 1993, pieza que aborda el problema del alcoholismo, resurgido después de la guerra. El elenco —compuesto por Juan Serrano, Irma Orellana y Julio Monge, todos fundadores de TNT recorrió muchas comunidades de Chalatenango y de la zona paracentral de El Salvador llevando el vestuario y la utilería a pie.

Aún ahora, los integrantes de los elencos —conformados por niños(as) y jóvenes acompañados por adultos— siguen recorriendo a pie veredas y cerros del mismo departamento y de la misma zona, portando el vestuario y la utilería al hombro. Algunos jóvenes que se integran a TNT concilian el estudio formal, el trabajo agrícola y la formación actoral.

Sin embargo, desde hace más de una década hasta hoy, los elencos de TNT también viajan de vez en cuando cómodamente en transporte terrestre y aéreo, pues la fama de la Asociación —como organización teatral y como organización no gubernamental— ha trascendido nuestras fronteras.

En efecto, TNT fue nombrada en 2012 Campeón De La Salud —premio otorgado año con año por la Organización Panamericana de la Salud (OPS)— debido al aporte de la Asociación a la salud pública a través del arte, entre otros motivos, además de que su presencia es solicitada en eventos teatrales internacionales a lo largo de Latinoamérica y Europa.

La directora ejecutiva de TNT, Sandra Díaz, ha sido una de las participantes en los procesos formativos que desarrollan el liderazgo.

Presentaciones teatrales entretenidas… y «demoledoras»

TNT monta obras de reconocidos dramaturgos nacionales e internacionales para desmontar esquemas mentales anacrónicos: los espectáculos que presenta no pretenden únicamente entretener o divertir, sino «moverle el piso» a los espectadores. Pero también presenta piezas originales, de creación colectiva, inspiradas en la realidad cotidiana y vinculadas generalmente a campañas de sensibilización, como la lactancia materna o el embarazo de adolescentes. 

Una de las piezas que TNT puso en escena fue la adaptación de la sátira Érase una vez un Rey, del grupo chileno ALEPH, cuya labor teatral se enmarcó en la dictadura de Pinochet.

Así, entre las obras presentadas por TNT en los últimos 14 años está Juegos a la hora de la siesta, de la dramaturga argentina Roma Mahieu, pieza estrenada en aquel país en 1978 y censurada por la dictadura militar presidida por Jorge Rafael Videla. TNT la presentó de 2010 a 2011. La inquietante obra explora cómo el lado oscuro del mundo adulto se refleja en las actividades lúdicas infantiles.

Pero luego, de 2011 a 2013, TNT pasó del drama a la comedia y montó W. C.: Las olorosas aventuras de William Calderón, del dramaturgo argentino Cristian Palacios. Esta pieza —nominada a los Premios Hugo de ciencia ficción y fantasía— fue presentada por la Asociación en el Ministerio de Cultura de El Salvador, en Colombia y en el Encuentro de Cultura Viva Comunitaria de Uruguay.

El mensaje de la obra es primordialmente ecológico: el pirata William Calderón es visitado en sueños por Neptuno, dios de los mares, quien, desesperado por ciertos vahos nauseabundos, le pide que averigüe de dónde provienen. Esta pieza hilarante —que incluye distintos géneros musicales— advierte contra la contaminación y la explotación indiscriminada de los recursos naturales. 

De 2012 hasta 2013, TNT presentó Tetas bonitas que alimentan, en el marco de una campaña sobre la importancia de la lactancia materna, en colaboración con el Ministerio de Salud.

Luego, de 2015 a 2017, la Asociación montó Para cuándo, en colaboración con la Secretaría de Inclusión Social y la Caravana de los Derechos de las Personas Adultas Mayores. La obra aborda los desafíos enfrentados por dicho sector de la población, a través de la historia de Hortensia, una empleada doméstica que padece injusticias laborales, negligencia médica y discriminación. 

En 2016, TNT puso en escena otras dos piezas de gran impacto, una de ellas fue El color del dolor, que aborda el fenómeno de la migración desde una perspectiva amplia y también el tema ecológico. Con este espectáculo, el elenco realizó una gira por diferentes ciudades de Alemania. 

Elenco de La gran travesía de la cipotada y el chucho, pieza original de TNT que se ha presentado en escenarios nacionales e internacionales.

La otra pieza fue una adaptación de la sátira Érase una vez un Rey, obra original del grupo chileno ALEPH, cuya labor teatral se enmarcó en la dictadura de Pinochet durante los años setentas y dentro de la corriente del llamado Teatro Popular, surgido en el siglo XVIII.  La sátira trata sobre una especie de «juego» que comparten tres indigentes (Ñafle, Watusi y Sonajera), el cual les sirve para evadir, mediante la fantasía, su miserable existencia en el basurero donde habitan, «juego» que termina volviéndose una disputa real por el poder.

De 2018 a 2019, TNT presentó La gran travesía de la cipotada y el chucho durante una gira por Alemania, Polonia y Eslovenia. El argumento gira alrededor de un grupo de niños y jóvenes seleccionados para llevar la bandera de El Salvador a una tierra lejana, como símbolo que los representa; pero un par de eventualidades les impedirán cumplir con su cometido. 

A punto están de darse por vencidos cuando descubren que ellos poseen algo más importante que una bandera, algo con lo que pueden representar fielmente a su país ante el mundo. Durante toda su aventura los acompaña Canelo, un perro aguacatero. El montaje se desarrolla con música, juegos escénicos y expresión corporal.

Aunque los elencos en TNT se van renovando con el tiempo, algunos de sus miembros han participado en ellos por varios años.

Luego, entre 2021 y 2022, TNT presenta El cachimbazo, obra que versa sobre el cambio climático y con la cual el elenco realizó una gira por Alemania, Honduras y Nicaragua. La historia se desarrolla en El valle de las hamacas, donde tres volcanes y sus amigos animales se ven amenazados por personas que han llegado a su territorio. Al darse cuenta de que las acciones de esta gente les están destruyendo, deciden—junto a sus amigos campesinos— organizarse y ponerles un alto.

Por último, en 2023 se presenta Sueño lúcido, primer resultado de los laboratorios artísticos desarrollados ese mismo año. La obra surgió mediante el método Creación de Imágenes del Teatro de Los Andes, Bolivia, método compartido por el director Jeremías Gutiérrez (Argentina) y Sara Sol (El Salvador) durante el proyecto de Residencia Artística del Centro Cultural Jon Cortina/TNT – IBERESCENA 2023. 

La pieza es una composición de imágenes escénicas construidas en cuatro bloques temáticos: (a) Infancia, (b) Migración, (c) Memoria histórica y colectiva y (d) Rompiendo cadenas en busca de la libertad, constituyéndose en un viaje que lleva a experimentar nostalgia, lo cual se logra a través de los recuerdos provocados por la puesta en escena de las imágenes que conforman tal sueño lúcido.

Cabe destacar que, aunque los elencos en TNT se van renovando con el paso del tiempo, algunos de sus miembros han participado en ellos por varios años, razón por la cual para ellos TNT no es sólo una escuela, sino también una especie de hogar.

Los tres volcanes y sus amigos animales en una escena de El cachimbazo, obra original de TNT sobre el tema ecológico, también presentada en el país y en el extranjero.

Para TNT la comunidad es primero, pero la individualidad es esencial

«TNT surge por las comunidades y para mostrar el arte a las comunidades», afirma Jonathan Núñez, de 24 años, originario del Caserío San Miguelito, Cantón Las Minas, Chalatenango, quien inició en TNT a temprana edad. Ahora es actor y director de teatro para niños, jóvenes y adultos, así como gestor cultural de la Asociación.  

De modo que TNT es, primero que nada, «un proyecto de arte comunitario, donde las personas se sienten parte de dicho proyecto y, por lo mismo, se sienten escuchadas en sus respectivas comunidades, lo cual les permite tener herramientas para coordinar actividades en ellas», explica Núñez. Sin embargo, las comunidades están formadas por individuos, personas concretas que se ven beneficiadas como tales a raíz de la labor desplegada por la Asociación. 

En efecto, por TNT «han pasado muchos jóvenes que ahora son adultos profesionales y trabajadores, personas de bien que sirven a la sociedad y a sus comunidades. Muchos de los líderes comunitarios que hay en las diversas zonas de Chalatenango pasaron por procesos de TNT», afirma Jonathan.

En la Escuela de Formación Actoral imparten clases maestros nacionales e internacionales, con quienes los estudiantes no sólo aprenden la técnica artística en sí, sino a enseñarla.

Por su parte, Oscar Antonio Castillo, de 34 años y originario de Guarjila, siempre en Chalatenango, nos cuenta que inició con TNT «en el 2010, en la Escuela de Formación Actoral de la Asociación, un espacio (…) para fortalecer los talentos de niños(as) y jóvenes de las comunidades rurales, de forma gratuita y con calidad profesional». 

Oscar terminó su bachillerato en 2008 y retomó sus estudios superiores en el 2014, porque su experiencia en TNT le ayudó a clarificar sus objetivos y a esforzarse por sacar la Licenciatura en Trabajo Social. Actualmente está en proceso de obtener su Maestría en Docencia Universitaria y confirma lo expresado por Núñez: que los y las jóvenes que han participado en los procesos de TNT han desarrollado liderazgos y ahora son profesionales de calidad.

«Siempre nos incitaban a profesionalizarnos si teníamos la oportunidad y, en algunos casos, hasta nos apoyaban gestionando becas o descuentos en universidades» a través de convenios o acuerdos preexistentes, acota Oscar. Varios de estos jóvenes así beneficiados «ahora integran las directivas de las Asociaciones de Desarrollo Comunitario, ADESCOS (…), colectivos artísticos u organizaciones no gubernamentales que aportan al desarrollo de las comunidades».

Pero, volviendo al énfasis de TNT en el enfoque comunitario, éste se refleja, según refiere Castillo, en el proceso para crear una obra teatral original dentro de la Asociación: se investigan las problemáticas que afectan a las comunidades para, posteriormente, representarlas en ejercicios teatrales, sean éstos pequeñas intervenciones de 15 minutos máximo o propiamente piezas escénicas de 45 minutos mínimo. 

Además, en la Escuela de Formación Actoral de la Asociación imparten clases maestros nacionales e internacionales de teatro, con quienes los alumnos no sólo aprenden la técnica artística en sí, sino también a enseñarla o multiplicarla, porque «TNT es un semillero», afirma Castillo: genera espacios, forma a niños y jóvenes y luego «les incita a retribuir a sus comunidades mediante presentaciones y talleres y a asumir un liderazgo».

«Todo este trabajo nos permitió tomar conciencia de la realidad y repensar constantemente “¿cómo puedo aportar a la comunidad desde lo que hago?”», manifiesta Óscar. Esto significa que, para TNT, el arte es ante todo un acompañamiento del diálogo comunitario, diálogo necesario para descubrir «qué queremos, cómo vemos nuestro futuro y qué necesitamos para lograrlo». En una palabra, para la construcción de utopías.

De modo que ambos jóvenes, Jonathan Núñez y Óscar Castillo, ejemplifican la labor de Tiempos Nuevos Teatro, como seguiremos constatando líneas abajo.

Jóvenes que aprendieron a proyectar en grande, para sí mismos y su comunidad

De la pléyade de jóvenes que han atravesado por la experiencia «explosiva» de TNT, tomaremos cuatro «botones de muestra» para que nos refieran cómo la Asociación cambió sus destinos junto a los de sus comunidades. Cabe destacar desde ya que conocer muchas personas y diversas culturas gracias a las giras internacionales, así como también haber conocido mejor nuestro país a través de giras en el territorio nacional, son elementos comunes que los cuatro jóvenes agradecen.

Fátima

Para Fátima Mariel López García, de 20 años, estudiante de 2.º Año de Licenciatura en Música y originaria de San Miguel de Mercedes, Chalatenango, «la oportunidad que más quedó grabada en mi corazón, fue la de formar una familia con mis compañeros del elenco juvenil: siempre estaré agradecida porque Dios, a través de la Asociación, nos juntó y entablamos una muy linda amistad».

Fátima López (al centro), parte del elenco de El cachimbazo, celebra los profundos lazos de amistad que entabló durante su participación en la Asociación.

Fátima inició a sus 10 años la gran aventura con TNT, a través de los talleres artísticos que organizaban en su escuela, hasta llegar a formar parte del elenco. Una de las cosas que más la impactó de su experiencia en la Asociación fue haber aprendido divirtiéndose dentro de ella. Así descubrió su pasión por el teatro, lo que le permitió expresarse más y mejor delante de cualquier público. Participó en dos giras internacionales (con La gran travesía de la cipotada y el chucho y El cachimbazo), en las cuales ella y sus compañeros impartieron talleres artísticos a diversas personas. 

Su proyecto es graduarse como licenciada en Música y ser maestra, «para así dejar plantada en otras personas esa semilla del arte, que es tan bonita». Para Fátima es claro que TNT ha transformado vidas precisamente porque transformó también la forma de pensar que en las comunidades se tenía sobre el teatro y el arte en general, transformación que es garantizada por el enfoque prioritario de la Asociación en niños, niñas y jóvenes.  

Brandon
Para Brandon Velásquez, acá dando una muestra de expresión corporal, TNT amerita ser reconocido en todo el país y que su labor sea replicada.

Por su parte, Brandon Steven Velásquez Hernández, de 17 años, quien estudia tercer año de bachillerato contable y es originario de San Salvador pero residente en Chalatenango, expresa que, además de aprender cosas nuevas, «en TNT me ayudaron mucho a desarrollarme como persona», pues allí logró conocerse más a sí mismo y saber cuáles son sus fortalezas y debilidades. De modo que, gracias a la Asociación, pudo «dejar la pena atrás» y enfocarse en sus prioridades.

En TNT aprendió también a decir lo que piensa, a expresarse con claridad y a desenvolverse en diversos ámbitos. Fue, junto a Fátima, parte del elenco de La gran travesía de la cipotada y el chucho y El cachimbazo.

Su máximo sueño es destacarse como profesional, formar una familia y «seguir conectado a la cultura y al teatro de la mano de TNT», porque Brandon está convencido de que ésta es una organización que tendría que conocerla todo el país, pues «concientiza a las personas y las estimula a pensar diferente», además del obvio beneficio que brindan sus talleres artísticos. 

Destaca que, en Chalatenango, la gente —gracias al trabajo de la Asociación— ve el arte no sólo como un pasatiempo, sino «como una forma de aprender haciendo lo que amas, junto con las comunidades vecinas», suscitándose así «muchas sonrisas» y unión entre ellas. 

Jonathan
El sueño más grande de Jonathan Núñez, acá en una escena de Érase una vez un Rey, del grupo teatral chileno Aleph, es seguir viviendo como artista. 

La Asociación le abrió las puertas del mundo artístico, mundo en el cual quiere permanecer: «Trabajar el aspecto artístico-cultural de nuestros pueblos y comunidades es algo que me encanta», manifiesta. Su participación en diferentes giras teatrales le ha permitido «obtener un montón de conocimiento, muchas herramientas y mucha experiencia». Núñez fue parte del elenco en las obras Érase una vez un Rey, El color del dolor y Sueño lúcido, entre otras.

Gracias a TNT, Jonathan se dijo a sí mismo que quería ser artista toda su vida, vivir del arte, y se percató de que podía lograrlo, utilizando las diferentes herramientas que aprendió dentro de la Asociación, porque el arte «es un camino de constante aprendizaje», afirma.

En síntesis, TNT le impulsó a creer «que sí puedo ser artista en este mundo que te dice que no puedes ser artista».

A futuro se ve a sí mismo como director de teatro, aunque también quiere seguir desempeñándose como actor, «estar sobre las tablas actuando ante nuestra gente, ante públicos muy grandes y muy chicos (…), y seguir siendo un referente para nuestras comunidades. Porque, al final, la gente ve que somos las personas más activas, las que organizamos y nos involucramos con la comunidad: es una satisfacción muy grande, que te dice que lo que hacemos es realmente valioso».

Óscar

Manifiesta que trabajar y acompañar a las comunidades mediante el proceso artístico y organizacional aprendido en TNT alimentó su deseo de seguir estudiando, y esta experiencia le permitió aplicar a un programa de becas en su natal Guarjila, donde fue seleccionado, no por sus notas finales de Educación Media, sino por su claridad y convicción, así como por el aporte que había hecho a la comunidad.

Oscar Castillo, acá en una escena de W. C.: Las olorosas aventuras de William Calderón, manifiesta que en TNT se forman ciudadanos humanistas, sensibles y propositivos.

Y es que Óscar desarrolló habilidades de comunicación y gestión al desempeñar diferentes cargos, porque «en TNT todos hacíamos de todo»: primero fue participante en los talleres artísticos (teatro, acrobacia aérea y animación sociocultural), después pasó a formar parte de la compañía y luego fue facilitador de talleres de teatro en diferentes espacios, como en el impartido por Irma Orellana a estudiantes de bachillerato del distrito Las Mercedes (Chalatenango). También enseñó acrobacia aérea y fue coordinador de la Escuela Actoral de la Asociación de 2013 a 2014.

Viajó a Uruguay en 2011, al Festival Internacional de Teatro Comunitario de Montevideo; a Guatemala en 2015, al Encuentro Centroamericano de Arte Comunitario: Masculinidades y Buen Vivir) y a Nicaragua en 2016, al IV Encuentro Latinoamericano de Teatro del Oprimido. Apareció como actor en las obras W. C.: Las olorosas aventuras de William Calderón, Tetas bonitas que alimentan y Para cuándo, entre otras.

Castillo manifiesta que actores y actrices dentro de los distintos elencos llegan a conocerse mucho entre sí: tanto sus frustraciones, dolores y pérdidas como sus sueños, sueños que a él le alegra ver que se hacen realidad, tanto en su caso como en el de sus compañeros.

Proyecta continuar como socio de TNT y «aportar a los procesos de formación artística, desde la educación popular, agregando las nuevas competencias desarrolladas en mi formación técnica». Óscar considera importante que la Asociación siga existiendo y aportando al desarrollo integral de las comunidades y de las nuevas generaciones, porque espacios como los que brinda TNT «son los únicos que existen que descentralizan el arte».

«Chalatenango, tierra bendecida…»

Es esperanzador y también conmovedor observar cómo las artes escénicas realmente pueden transformar las vidas de individuos y comunidades. El ejemplo de la Asociación Tiempos Nuevos Teatro debe replicarse a lo largo y ancho de El Salvador. De hecho, ya existen otras propuestas teatrales que poseen el mismo enfoque, como es el caso de la Asociación Cultural Azoro y sus dos compañías escénicas: Teatro del Azoro y La cachada, de la que hablaremos en nuestra próxima edición. 

Centro Cultural Jon Cortina en San Antonio Los Ranchos, Chalatenango: un verdadero semillero de artistas, líderes y ciudadanos comprometidos con sus comunidades. 

No obstante, aunque valiosas, estas iniciativas no son suficientes: debería al menos existir una en cada departamento. Pero, como ya hemos visto en notas anteriores, el poder transformador y movilizador que el arte —y especialmente el teatro— puede ejercer sobre la gente aterroriza al establishment, y por eso mismo éste no ve con buenos ojos que las manifestaciones artísticas independientes (léase «descentralizadas») florezcan. 

Como sea, las musas se las han ingeniado para eludir la burocracia y el totalitarismo a lo largo de la historia. Confiamos en que continuará siendo así, y que proyectos como el de TNT en Chalatenango, al norte del país, se constituyan en la brújula que guíe el desarrollo artístico-cultural, no sólo salvadoreño, sino también más allá de nuestras fronteras. 

* Escritora, periodista, pintora y dibujante. Autora del libro Raíces sumergidas, alas desplegadas (2014). Mención honorífica en el III Concurso Internacional de Microrrelatos Jorge Juan y Santacilia, con sede en Novelda, España (2016).

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