«Normalmente, como proyección artística mía, me dedico a otros temas, principalmente de carácter social. Pero de repente, a través de la Iglesia, me salen proyectos muy buenos sobre él, en fechas emblemáticas como el aniversario de su deceso. Sin embargo, en esta ocasión me contactaron del Centro Cultural de España a través de Antonio Romero, y no dudé en acudir, porque para mí plasmar la imagen de Monseñor en diferentes tipos de ambiente me da alegría, la alegría de saber que puedo contribuir en sus aniversarios a través del arte; representándolo —en el caso mío— por medio de la pintura, para que la gente, del país o de fuera, lo reconozca también como figura artística y no sólo religiosa.

»Esta es entonces la primera vez que pinto su imagen fuera del ámbito eclesiástico y dentro del puramente cultural; pues, según plantea el director del Centro Cultural de España, Álvaro Ortega, la imagen de Monseñor no pertenece solamente a la Iglesia, sino que también pesa en otros niveles.

»Y es que ciertamente Monseñor Romero pesa: es una figura que todos los salvadoreños conocemos; sabemos su causa, sus motivos, sus razones, por qué fue asesinado… Pero Monseñor trasciende a los salvadoreños. De hecho, es el compatriota cuya imagen más se ha pintado a nivel nacional y mundial: es entonces un ícono universal y, por lo tanto, digno de estar en cualquier espacio y no solamente en el eclesial», afirma convencido Cristian, cuya admiración por el Arzobispo Mártir es patente.

«En el Centro Cultural realicé una imagen similar a la que hice de nuestro santo en el Centro Histórico, a escala natural, lo que da la sensación de que hay alguien ahí. Pero, más que de un mural, se trató de una intervención en ambas ocasiones. Intervención es cuando alguien, por ejemplo, pasa por un lugar y de pronto percibe la imagen artística de una figura o una acción: funciona en base a percepciones repentinas. Es intervenir en un espacio donde no hay “nada” previamente, solamente se “interrumpe” ese espacio en el momento en que se trabaja y ya… Entonces lo demás queda intacto, el espectador solamente capta el punto exacto de la intervención artística.

»En el caso mío, que sólo plasmo una figura, juego con el tamaño natural de Monseñor Romero, el cual investigué en su cédula: medía 1 metro 75 centímetros de altura», nos informa, mostrando con esto el nivel de entrega que él tiene por su labor plástica.