Entrevista

Foto: Roberto Anaya

Otoniel Guevara:
«Al final, no importa mucho el motivo del silencio, sino sus consecuencias»

Texto: Raquel Kanorroel*

Junio 14, 2024

«El poeta que estuviera satisfecho del mundo en que vive, no sería poeta»
Giovanni Papini

«La verdad se corrompe tanto por la mentira como por el silencio»
Cicerón

Realizamos una corta entrevista vía chat al poeta y periodista salvadoreño Otoniel Guevara, quien hoy reside en Honduras, una semana después de celebrarse el Día Nacional de la Poesía, festividad coincidente con la fecha de nacimiento del desaparecido bardo nacional, Roque Dalton García. 

Pero, ¿por qué a él? Pues porque, gracias a él, existe dicha festividad:

«Cuando hacíamos el Encuentro Permanente de Poetas en El Salvador, tuve la iniciativa de recoger firmas para esto. Luego, llevamos la moción a la Asamblea Legislativa, cuando ésta y la Comisión de Cultura eran presididas por Lorena Peña, y fueron ella y el equipo del FMLN quienes metieron esa pieza de correspondencia, para que el 14 de mayo fuera declarado Día Nacional de la Poesía», manifiesta, lo cual nos dice que lo que profesa Guevara por Dalton y su obra es no sólo admiración, sino un hermanamiento. 

Siempre en el contexto del Día Nacional de la Poesía, exactamente hace un mes, Guevara publicó unas reflexiones en la revista digital El Escarabajo (https://elescarabajo.com.sv/dia-nacional-de-la-poesia-2024/feliz-dia-nacional-de-la-poesia/), pero ahondando en la problemática que enfrenta nuestro país. De modo que la presente entrevista se enfocará principalmente en dichas reflexiones. 

Pero antes, ¿quién es Otoniel Guevara?

Guerrillero en los ochentas y nombrado Gran Maestre en Poesía por el Ministerio de Cultura de El Salvador en 2018, para quienes deambulan por los ámbitos poéticos latinoamericanos, Guevara no necesita presentación. Al resto de nuestros caros lectores, les diremos que, en Una aproximación historiográfica a la poesía centroamericana entre 2000 y 2015, tesis presentada por Sebastián Arce Oses para optar a la Maestría Académica en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Costa Rica, Otoniel es mencionado como «poeta y promotor de poesía, además de “provocador político”».  

Actualmente, es editor general del Proyecto Editorial La Chifurnia, que él mismo fundara. 

Breve entrevista, fuerte mensaje

¿Qué opinión le merecen las Becas Roque Dalton?

«Las desconozco».

Algunos funcionarios de Cultura sostienen que dichas becas, más el hecho de que las obras del desaparecido escritor y poeta hayan sido publicadas en su totalidad por el Mincultura, representan un digno reconocimiento permanente a su memoria, por lo cual la falta de una celebración oficial el Día Nacional de la Poesía este año no implicó desinterés o menosprecio a la figura de Dalton ni a su legado, como tampoco a la actividad poética en el país. ¿Qué puede comentarnos al respecto?

La publicación de las obras de Dalton, ¿es real? ¿A qué se refieren con eso? Un libro no sólo debe publicarse, debe moverse y generar lectores. Ese es el trabajo más profundo del Estado al respecto.

Un autor como Dalton debe ser leído, discutido y analizado a profundidad en las aulas, y se deben propiciar otros espacios para abordar sus escritos, no solo como material didáctico, sino como cuerpo identitario. Las obras de Dalton, Gavidia, Salarrué, Hugo Lindo, Claudia Lars, Álvaro Menén Desleal y otros autores también deben ser publicadas en su totalidad, pero ¿quién lo haría, si la DPI está prácticamente muerta?

El Día Nacional de la Poesía es la oportunidad para que el Estado genere un ambiente de promoción y reflexión sobre el hecho poético en el país. Habría que tener un ambiente de publicaciones, foros, debates, recitales, reflexiones, lecturas y todo lo que se pueda, con dirección hacia el grueso de la población que no ha tenido contacto con la lectura. Crear estímulos como premios, becas, certámenes que culminen en esa fecha.

Respecto a sus reflexiones en El Escarabajo, ¿a qué atribuye el silencio de los gremios profesionales que allí menciona ante los abusos e inconsistencias del régimen salvadoreño? ¿A cobardía, complicidad, negligencia, apatía…?

Hay un miedo natural ante el ambiente de represión general que se respira. Sin embargo, los gremios tienen la responsabilidad, por su naturaleza jurídica y ética, de alzar la voz, de exigir respeto. No pueden argumentar ni cobardía ni apatía, a fuerza de negarse a sí mismos o de revelarse como cómplices. Al final, no importa mucho el motivo del silencio, sino sus consecuencias.

«El totalitarismo tiene su ciclo vital y aunque se esté lejos de ver su caída, hay que preparar a la sociedad para reconstruir lo que se está desbaratando». Otoniel Guevara

Pero, ¿será posible en estos tiempos de omni-vigilancia tecnológica la revolución al estilo «clásico»?

No sólo es posible, sino que es urgente. Pero a la sabiduría de los clásicos se debe sumar la nueva audacia metodológica de esta generación digital. Como siempre, se debe combatir en todos los terrenos. Lamentablemente los cambios sustanciales siempre exigirán mucho dolor y luto.

La clase intelectual y artística salvadoreña, ¿es para usted en este momento «sirviente, payasa o enemiga de la burguesía»? ¿En qué proporción?

Los enemigos son bastante escasos. De los demás dará cuenta la historia.
¿Qué diferencia podría hacer la oposición de la clase intelectual y artística salvadoreña ante las aspiraciones totalitarias del actual gobierno en esta coyuntura específica?
La organización, que es la base de la estrategia. Luego, una necesaria conducción de clase en favor de los trabajadores. El totalitarismo tiene su ciclo vital y aunque se esté lejos de ver su caída, hay que preparar a la sociedad para reconstruir lo que se está desbaratando, sobre todo a nivel simbólico, histórico e institucional. Hay mucho polvo y escombro, se necesitan palas anchas o aspiradoras gigantes.
«Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios», escribe usted citando a nuestro Monseñor eterno. Pero el esprit de corps inculcado a los militares implica la creación de una «mente colmena» a favor del establishment, de la cual pocos elementos escapan…
Hemos tenido en la historia militares honorables, que se han alineado al lado de los pobres. Este momento no es la excepción. Saldrán los que se asqueen de garrotear a sus hermanos, estoy seguro.
Sé que estas preguntas rebasan el tema poético; pero, desde el momento en que usted señala en su artículo que la clase intelectual debe cumplir una función frente a la barbarie, el tema inevitablemente pasa al plano de la acción.
La función fundamental es enriquecer la espiritualidad de la gente, de una manera realista y profunda. La verdad y la belleza son altamente peligrosas contra las tiranías.
Esperamos que sus planteamientos generen una «nebulosa» desde la cual se pueda iniciar un diálogo serio dentro del gremio intelectual y artístico nacional frente a la coyuntura actual, a fin de responder a la eterna pregunta de «¿qué hacer?»…

La pregunta es: «¿contra qué hacer?». Estamos enfrentando una devastación cultural sin igual en la historia. Las respuestas deben ser muy creativas y abarcan la esfera de lo jurídico, lo político, lo ideológico y lo cívico. La resistencia es obligatoria, mientras se fortalecen las fuerzas de oposición en torno a una reconstrucción de los tejidos más dañados de la nación. Hay que prepararnos para recuperar el Estado y esto será posible con el respaldo de una fuerza política de amplia gama.

Queda claro que, para Guevara, poesía y política tienen en común no sólo la «p» inicial —como sucede con tantos—, sino la vocación final de liberar cuerpos y espíritus.

* Periodista, escritora, pintora y dibujante. Autora del libro Raíces sumergidas, alas desplegadas (2014). Mención honorífica en el III Concurso Internacional de Microrrelatos Jorge Juan y Santacilia, con sede en Novelda, España (2016).

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