Óscar Orellana *
Julio 28, 2023
Durante la pasada guerra civil salvadoreña (1980 – 1992) hubo, por parte del Estado, una sistemática violación a los derechos humanos de la población civil. Las denuncias de esos abusos de poder, cometidos principalmente por los cuerpos de seguridad, la Fuerza Armada y organizaciones clandestinas, fueron documentadas y expuestas a la luz gracias al trabajo periodístico.
A lo largo de la historia, muchos gobiernos han atacado a las organizaciones sociales nacionales e internacionales, y también a personas defensoras de derechos humanos que han denunciado los abusos de poder. Ese ataque ha significado espionaje, persecución, difamación, acoso, capturas, encarcelamientos y hasta asesinatos. Y el gremio periodístico también ha sido víctima de esos ataques.
Durante la guerra civil, las organizaciones sociales recurrían a medios de comunicación alternativos que daban voz a las víctimas y a las personas defensoras de derechos humanos. Otra cantidad de medios de comunicación estaban al servicio del gobierno y formaban parte de su aparato de propaganda y manipulación.
Sin embargo, muchos periodistas realizaron un importante trabajo profesional al dar cobertura y denunciar lo que estaba pasando, lo que permitió que la población salvadoreña y el mundo entero, conociera la realidad de los abusos y no solamente la propaganda gubernamental que argumentaba que ellos no cometían barbaries en contra de la población civil.
En contra de todo ese ataque, periodistas de radio, de medios impresos, de televisión, de la prensa nacional e internacional, arriesgaron y entregaron sus vidas para informar de esos abusos de poder en contra de la población más vulnerable. El Estado persiguió al gremio periodístico y los trató de silenciar, de censurar, además de difamar, acosar y desacreditar su labor profesional.
Los ataques hacia la prensa recrudecieron en la década de los años setenta y ochenta. A mis 19 años, en 1989, ingresé a la UES como estudiante de periodismo, y mi primer trabajo fue en la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador No Gubernamental (CDHES – NG). La guerra civil salvadoreña estaba en sus últimos años, pero tristemente presencié escenarios de violencia, de represión, de torturas, ejecuciones y de muchas otras violaciones a los derechos humanos.
En 1992, con cámara VHS al hombro y como parte del equipo de comunicaciones de la CDHES-NG, participé en recoger testimonios de víctimas de violaciones a derechos humanos, casos que fueron debidamente documentados y presentados a la Comisión de la Verdad de la ONU.
Oscar Orellana tomando testimonios de víctimas de violaciones a derechos humanos en el norte de San Miguel, en 1992. Foto: Giuseppe Dezza
En 1992, con cámara VHS al hombro y como parte del equipo de comunicaciones de la CDHES-NG, participé en recoger testimonios de víctimas de violaciones a derechos humanos, casos que fueron debidamente documentados y presentados a la Comisión de la Verdad de la ONU. La fotografía fue tomada por mi amigo y mentor Giuseppe Dezza, quien también formaba parte del equipo.
En ese contexto de graves violaciones a los derechos humanos, siempre fue fundamental defender el libre ejercicio del periodismo, la libertad de prensa, el derecho a informar y a ser debidamente informado y el derecho a la libertad de expresión. Para alcanzar la democracia, siempre fue fundamental defender la labor periodística.
Todos esos ataques a la prensa ocurrieron en El Salvador hace más de 30 años, en tiempos de autoritarismo, de espionaje, persecución y difamación.
* Periodista salvadoreño
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