El levantamiento indígena en el occidente de El Salvador, que abarcó predominantemente los departamentos de La Libertad, Sonsonate y Ahuachapán, tuvo su punto máximo en Izalco, donde las tierras ejidales habían sido expropiadas sistemáticamente a las comunidades indígenas que vieron cómo sus propiedades eran reemplazadas por el café.
Izalco protagonizó el levantamiento donde el rostro visible fue Feliciano Ama, un líder indígena a quien los soldados finalmente capturaron y ajusticiaron colgándolo de un árbol frente a la iglesia de La Asunción.
La fotografía de Ama, que es captado ahorcado en la plaza, es una de las imágenes que estremece la obra del pintor Carlos Quijada que ofrece una visión descarnada de los acontecimientos que cobraron la vida de miles de campesinos en 1932. Esa fractura que determinó un antes y un después es representado en los lienzos que cuelgan en este poblado de herencia nahua pipil.
El 22 de enero de 1932 es la fecha de quiebre de la sociedad salvadoreña por el alzamiento indígena y su posterior derrota. El CACTI (Consejo Ancestral de los Comunes de los Territorios Indígenas) y la Alcaldía del Común organizaron la conmemoración de la fecha.