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Una joven realiza performance en la apertura de la proyección del documental “Añil”, en la sala de cine Cinépolis, Multiplaza en San Salvador.

Añil: una metáfora del dolor de la violencia sexual en la guerra

Tantas veces me borraron
Tantas desaparecí
A mi propio entierro fui
Sola y llorando
Hice un nudo del pañuelo
Pero me olvidé después
Que no era la única vez
Y seguí cantando

Laura Flores Amaya *
Fotografías: Daniela Rodríguez, Luis Galdámez**

Junio 2, 2023

Añil son las voces de dos mujeres que, como otras, (no sabemos cuántas) fueron víctimas de la omisión y del olvido de las violencias que vivieron durante la guerra civil salvadoreña. Ellas narran la violencia sexual de la que sobrevivieron durante este conflicto, pero sus voces no anidan soledad, sino fuerza, frente a un Estado que, 31 años después, no se ha preocupado por investigar estos crímenes. Tampoco por nombrarlos.

Como ellas, una investigación de la Dra. Paula Cuellar, recoge 60 testimonios similares, fruto de largas conversaciones con mujeres valientes. Estos casos son el piso sobre el que se construyó Añil, una película que es metáfora, canto, danza, voz, actuación, sombra y también luz. 

Son las cinco de la tarde y, al terminar el documental, Nerys se sienta frente a un público de unas 50 personas que le aplauden, con un nudo en la garganta. Pero el nudo se deshace con su voz valiente. Nerys es una de las sobrevivientes que le dan vida a Añil. Y es la única que muestra su rostro, pues Rebeca aún no está lista para enfrentar a su agresor. 

“Ahora yo puedo gritar, puedo decir. Necesitamos justicia. Mi caso ya está en la fiscalía, pero hace falta mucho todavía, tenemos que organizarnos todos para tener esa voz fuerte, porque sino no vamos a poder sanar a El Salvador”, dice Nerys.

Luego, una mujer de unos 60 años pide el micrófono. Dice que ha sido defensora de derechos humanos, que está retirada, y que había tomado fuerza para ver el documental, porque el horror de la guerra y de la violencia de la postguerra, la habían dejado cansada. Para ella, Nerys significó resiliencia y luz de cómo El Salvador puede sanar. Minutos más tarde, una joven de 19 años toma el micrófono y manifiesta su preocupación por el desinterés de su generación en la historia. Admira a Nerys y a Rebeca.

Julio López, director del documental, asegura que la recepción ha sido positiva en las cinco presentaciones comunitarias. 

“La recepción ha sido muy buena, recibimos muchos comentarios positivos sobre el tema que estamos tocando y de la forma cinematográfica que tiene la película. Evidentemente, es un tema polémico y también hemos recibido esas opiniones”, dice.

* Periodista salvadoreña
**Fotoperiodistas salvadoreños

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