Letras
Ilustración: Luis Galdámez
Agosto 12, 2022
Enjuto. Ochenta y siete años de peso
sostenidos al palo de una escoba.
Estrella central en una constelación de perros.
Despolva calles de hojas,
con rostro adusto de pared sin pintura.
Nadie sabe su nombre.
Sólo bufa una puteada a la Policía Nacional
con la catarata de la ira en el ojo derecho.
Digno héroe de los años ochenta en la colonia Zacamil,
cuando vociferaba la puteada a las cinco de la tarde.
Vinieron con cabezas rapadas,
trazando íconos fatales de un NO insaciable en las paredes.
Con mapas de pólvora en la piel como pálida moneda bajo la égida del odio.
Proclamaron como suyo el inmenso territorio de la noche,
y calcinaron sus furias hasta el fondo.
Nadie los vio llegar,
nadie entiende su andamiaje de revólver,
la coagulada piedra que anima su miseria.
Y ahora todos se untan las caras,
con pasta blanca de la costilla de los enterrados.
“Despojado de sus hijos ante tu opresión,
y el Mozote los reclama”
ARAÑA
Con mapas de mugre moviéndose en sus rostros,
con acidez compulsiva de rencor en sus entrañas,
los habitantes confundidos por el decreto de los plomos,
entregaron su medida
a la ebriedad con antifaz
de este tiempo de falsarios.
Nadie quiere recordar los retratos enterrados.
No hay cruces,
no hay flores
de la pasada tormenta con tejas derramadas.
La luna es un cráneo
con sombrero sin machete en los cielos del Mozote…
Y los falsarios le imprimen oquedades
con tinta de ceniza en el salón de los togados.
Entonces amnesias se conjuran,
como amarrados párpados de una aurora traicionada.
“Porque lo que sucede a los hijos de los hombres,
y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es:
como mueren los unos, así mueren los otros,
y una misma respiración tienen todos”
Eclesiastés, 3,19.
“Mitad víctimas, mitad cómplices,
como todo el mundo”
Jean Paul Sartre
La ciudad enfatiza su atmósfera de saliva alcoholizada. Los monigotes sucumben ante la nueva edad de los falsarios, que ahora mueven las dentadas ruedas para el turno del saqueo bajo el gran fragor de los aplausos. Ya las sábanas multiplican asfaltos con sus mapas de muerte, mientras se levantan garfios para expoliación de la memoria, como concilio de cúpulas en su pacto con la sombra.
Los perros en las calles son un esqueleto vagabundo que encarna los desprecios; y las putas deshojan sus años en esquinas, donde se erigen ahora las paredes de la banca internacional de los despojos. Ahora el palabrero exhibe sus podios de poder con delirios pastorales, y conduce las anteojeras bíblicas de la multitud hacia el velatorio de los cráneos, donde nadie tiene amparo de inocencia en esta fiesta de máscaras que danzan sobre el dogma pétreo del demonio.
Ahora la pantalla usurpa la razón, e impone su moneda hacia el delirio colectivo de las plazas, donde se imparte la ostia emocional como antídoto preciso para el tedio. Y el garabato del grafiti tiene un peso de plomo en cada uno de sus gestos, como el cero inconmovido que reclama la exclusividad de los parqueos.
En las periferias laten fuegos de barrios en disputa, donde los niños reciclan el afán retorcido de sus calles, entonces la venganza es un mapa obligatorio en el tatuaje, como los guantes de pólvora que cubren sus manos después de los disparos; luego aferrados al cristal de las pipas, prenden el blanco combustible de las piedras, para escapar de las botas policiales, cuando el fuego los persigue depredándoles la sangre.
Entonces los falsarios desempolvan las huellas exiliadas de sus pies, y exhiben cacerías de lobos en las jaulas con fragor de sus pantallas; mientras cubiertos por el telón bajo la mesa, acuerdan la administración de la muerte bajo el murmullo de treguas comulgadas, con los polvos comunes de cementerios clandestinos que los monigotes celebran con el banderazo y tambor de las campañas.
Y en el abismado corazón de la ciudad, bajo el reverso de la noche; con empujada niebla en la mirada, se esparcen sin apuestas los pesos de los muertos. Mientras el humo se eleva en la armada miseria de un mundo, de centinelas que fuman sentados sin traspiés.
Rosarlin Hernández
Foto
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