Opinión

Ilustración: Luis Galdámez

La Biblioteca Nacional de El Salvador:
¿a un costo de 54 millones y qué más?

Madeleine Haslem*

Julio 26, 2024

Con más de 23 mil metros cuadrados, siete pisos, un costo de 54 millones de dólares, la Biblioteca Nacional de San Salvador (BINAES) es una maravilla. Con vistas al Centro Histórico de El Salvador, este edificio de vidrio ofrece hermosas vistas de la Catedral Metropolitana de San Salvador, del Palacio Nacional y de los paisajes circundantes. Su aspecto moderno destaca entre los edificios tradicionales e históricos que lo rodean, su presencia es casi imponente. 

Se dice que este gran edificio y sus servicios atienden a todos los salvadoreños, con accesibilidad para sillas de ruedas, una sala de braille y una sala sensorial. Las instalaciones están pensadas para acoger a personas de todas las edades, con plantas específicas pensadas para diferentes grupos de edad. Miles de libros, tanto físicos como digitales, tecnología y juegos de alta calidad, 5G en todas las plantas y servicios durante las 24 horas atraen a muchos visitantes nacionales e internacionales. 

La BINAES tiene objetivos impresionantes para mejorar la alfabetización de la comunidad y alentar a los jóvenes a aprender sobre una variedad de temas. Sin embargo, esta biblioteca es más que una gran infraestructura y promoción de la lectura. La inversión de 54 millones de dólares provino del gobierno chino, incorporando a El Salvador a sus esfuerzos políticos para obtener apoyo en América Latina en su confrontación con Estados Unidos.  

Esta asociación estratégica se produce tras la decisión de El Salvador de cortar relaciones diplomáticas con Taiwán en 2018, una tendencia que se extiende por toda la región. Es preocupante que la consolidación de las relaciones con un régimen autoritario como el Chino no signifique un progreso positivo para la democracia salvadoreña. 

Las recompensas financieras otorgadas a la nación por China, que actualmente ascienden a unos 500 millones de dólares, pueden implicar mayores costos para el Estado y su pueblo. 

La bibliografía y hemerografía nacional está embodegada, el pasado ha sido borrado casi por completo de esta representación literaria del país.

El gobierno chino también es un usuario prolífico de la diplomacia de los estadios de fútbol, financiando la construcción de centros deportivos en otros países para expandir su poder e influencia política. El Salvador será uno de los destinatarios de dichos regalos, así como de la inversión en el proyecto Surf City en la zona de La Libertad. 

En términos de la biblioteca, es una paradoja interesante que este centro de aprendizaje y educación haya sido posible gracias a un Estado que restringe, en China, estas mismas cosas a través de una fuerte censura e intervención gubernamental.

Al caminar por el edificio, es imposible ignorar la sensación de pulcritud. Su modernidad y limpieza se refleja en la selección de libros, como si su contenido hubiera sido esterilizado de todo lo que hable del pasado histórico y cultural del país, particularmente de las memorias colectivas.

Hay una notable falta de espacio para la historia y la cultura salvadoreñas; la bibliografía y hemerografía nacional está embodegada, el pasado ha sido borrado casi por completo de esta representación literaria del país. 

Visitar esta biblioteca es una experiencia surrealista, con retratos del presidente y su esposa colgados de manera prominente junto al restaurante en el que solo los visitantes selectos pueden permitirse comer y mirar desde esas alturas hacia la plaza donde transitan ciudadanos que trabajan largas y arduas horas; o ver el trabajo infantil de niñas vendiendo golosinas para sobrevivir o que tienen que recurrir a mendigar dinero. Es una realidad distópica. 

En un mundo donde el conocimiento es poder, no es de extrañar que el gobierno salvadoreño esté haciendo esfuerzos para controlar y regular la información que se presenta a su pueblo, al tiempo que moldea las percepciones de los visitantes extranjeros sobre el país.

Forjando la relación de la nación con China, Bukele ha colocado a El Salvador en medio de la lucha de poder entre las grandes potencias mundiales. Esta asociación política marca un momento interesante para la política exterior y las relaciones internacionales de El Salvador, así como para la búsqueda de desarrollos internos financiados externamente en infraestructura y recursos. ¿Una gran biblioteca, a qué precio?

* Estudiante de Maestría en Estudios de Política Internacional
Apoya Espacio Revista con tu contribución solidaria mensual

Apoya nuestras publicaciones y las voces de la sociedad civil. Con tu contribución, podremos mantener Espacio Revista gratuita y accesible para todos.

©Derechos Reservados 2022-23 ESPACIO COMUNICACIONES, LLC