Opinión
Texto: Raquel Kanorroel*
Marzo 22, 2024
«Estamos ante una sociedad ultraconservadora», reconoció la representante de Las Dignas al considerar el beneplácito mostrado por muchos ante el anuncio del mandatario salvadoreño de eliminar el tema de género del sistema educativo.
Y es que la mayoría de la población salvadoreña es innegablemente de corte tradicionalista. Sin embargo, cierta proporción de gente educada dentro de esquemas conservadores y que comulga con éstos, pero con actitud crítica, cuestiona la intencionalidad de Bukele al dar los pasos que está dando, así como muestra preocupación por las consecuencias que puedan tener.
«Él habla ahora sólo de cambios en el ámbito educacional, los cuales personalmente apoyo en líneas generales; pero sería ingenuo pensar que el asunto va a quedarse allí», nos comenta un profesor de credo católico, quien pidió no ser identificado. Y continúa: «Por cierto, resulta curioso que este cambio drástico lo esté haciendo el presidente a pocos meses de finalizado el concurso Miss Universe aquí, ya que en éste participaron dos mujeres transgénero: Miss Portugal y Miss Países Bajos. Y no sólo eso: la misma dueña del mencionado concurso es trans», dijo refiriéndose a la empresaria tailandesa Anne Jakkaphong Jakrajutatip, quien en 2022 decidió comprar el afamado certamen de belleza.
Para entonces, el oficialista Diario El Salvador le dedicó a ella un reportaje, el cual se redactó en términos amigables, mencionando que Jakkaphong, luego de adquirir dicho certamen, hizo cambios que permitieron a muchas mujeres «volver a creer en sus sueños y participar en Miss Universo, aunque (…) hayan pasado por una reasignación de sexo».
«Es probable que Bukele esté reaccionando hasta ahora con este asunto del género porque en noviembre tuvo 177 millones de “razones” para no hacerlo», comenta riendo nuestro entrevistado mientras dibuja en el aire el signo del dólar, refiriéndose a los ingresos que entraron al país debido a la actividad turística suscitada por el evento de belleza, frente a los 82 millones invertidos en su realización (en parte sufragados por el Estado salvadoreño y en parte por los organizadores del certamen).
Los ya mencionados salvadoreños conservadores con pensamiento crítico —como el profesor arriba citado— temen que la decisión del presidente dé pie a una escalada de violencia contra las personas sexo diversas por parte de algunos sujetos radicales que siempre han abogado por la fuerza como único medio de relacionarse con ellas, lo cual muy probablemente provocaría una reacción también radical por parte de algunos sectores progresistas.
«En una palabra, está propiciando la polarización a sabiendas», acota el docente.
No toda el ala conservadora de la sociedad salvadoreña está «contenta» con las señales de corte moralista que el presidente está emitiendo últimamente.
«En fin, hablando con otros católicos amigos, hemos concluido que esta última “movida” del presidente es precisamente eso: otra “movida” política claramente hipócrita, basada en el cálculo y no en una posición coherente; y que, por eso mismo, tiene fundamentos quebradizos e intenciones siniestras, una de las cuales es entretener a la población para que ésta no repare en otros temas de fondo, como el aumento de la pobreza durante su gobierno, las implicaciones de tener un régimen de excepción permanente y de partido único o la alta probabilidad de que su “victoria” sobre las pandillas haya sido producto de un pacto», puntualizó el profesor.
En pocas palabras, no toda el ala conservadora de la sociedad salvadoreña está «contenta» con las señales de corte moralista que el presidente está emitiendo últimamente; pues, además de las inquietudes arriba mencionadas, también los disconformes pertenecientes a dicha ala se preguntan, por un lado, si esta estrategia estatal de distanciarse del sector feminista y LGTBQ+ en nombre de criterios religiosos obedece a preocupaciones meramente éticas o también a consideraciones económicas; ya que resulta claro que el gobierno, al restringir a dicho sector en su agenda política, se ha venido ahorrando —y seguirá ahorrándose ahora— bastante presupuesto.
Y, por otro, citando parte del discurso dado por las representantes de la Asamblea Feminista durante la Conferencia de Prensa el sábado 9 de marzo, «el oficialismo retomó una vieja estrategia usada por el fascismo a lo largo de la historia: construir un enemigo (…)». Efectivamente, además de polarizar al público, no hay nada mejor para quienes aspiran a acumular poder que inventar o sobredimensionar una amenaza para suscitar temor en dicho público y, mediante ese temor, manipularlo a su antojo.
Por último: ahora ese «enemigo» son las feministas y el sector LGTBQ+, al que alguna vez dijo apoyar y hasta admirar. Pero quizá, al darse cuenta de que tales sectores no eran muy significativos electoralmente hablando, y al percatarse de que una amplia mayoría de su electorado —conservadora— se quedó «con mal sabor de boca» respecto al cariz trans de Miss Universo, decidió que era mucho más conveniente censurarlo, primero gradualmente y ahora de plano.
Nos preguntamos entonces: ¿qué pasaría si mañana una amplia proporción de salvadoreños se volviese de mentalidad progresista en cuanto a la sexualidad? ¿Y cuál será el próximo «enemigo» o «peligro» por fabricar?
* Periodista, pintora y dibujante. Autora del libro Raíces sumergidas, alas desplegadas (2014). Mención Honorífica en el III Concurso Internacional de Microrrelatos Jorge Juan y Santacilia, con sede en Novelda, España (2016).
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