Opinión
Ilustración: Luis Galdámez
Guillermo Mejía*
Julio 14, 2023
Caminamos tal cual marionetas manejadas al antojo de intereses políticos, económicos, entre otros, movidos de manera muy fina y astuta por los estrategas del marketing político, al grado que estamos gobernados por líderes de cabeza hueca, escasa preparación intelectual, que no aguantan una conversación sostenida sobre asuntos de interés ciudadano.
“Lo que sucede (es) que efectivamente nuestra mente es nuestro punto más sensible, nuestro punto más débil, es nuestro talón de Aquiles, porque si te lo atacan lo primero es que no nos demos cuenta de que estamos siendo atacados”, afirmó recientemente al canal Abismo de España, el escritor Pedro Baños.
Como prueba el intelectual agregó “si hubiera un ataque físico, tanto personal como colectivo, imagínate estuvieran invadiendo con carros de combate, con aviones, nos daríamos cuenta, pero lo saben hacer muy bien y hoy lo permite la tecnología… nos convertimos en verdaderos títeres, nos llevan por el camino que quieren”.
Al grado que es difícil ser consciente de que somos afectados por las artimañas, las estratagemas mentales que son muy bien planeadas y pensadas, para condicionarnos y con la seguridad de que adoptemos decisiones tomadas o dejemos de tomar otras que nos convienen en función de beneficiar a los encantadores de serpientes.
“Que les demos todo el poder como ciudadanos, que les entreguemos parte de nuestra seguridad, parte de nuestra libertad, parte de nuestro voto, precisamente para que ellos consigan sus objetivos y que es (quienes) hacen estas acciones son personas tremendamente capaces, hay sicólogos, antropólogos, expertos en marketing político”, señaló Baños.
Según el ex militar y geoestratega español, tenemos técnicas de dominio mental de época antigua, lo único que cambia es la tecnología o los medios que se emplean, pero la mentalidad y la finalidad son las mismas. Por ejemplo, las pintas en las paredes que se hacían en la época romana para descalificar a personas o conseguir apoyo, eso no lo hemos inventado en estos tiempos.
Aunque, hay que ver la diferencia: una cosa es el número de personas que pasaban por aquellas calles romanas y ahora que “nos han trasladado la pinta, la pinta la tenemos en nuestros móviles, en nuestros ordenadores, en nuestras tabletas, porque ahora vivimos en una serie de condicionantes absolutamente novedosos y una de ellos es la hiperconexión”, dijo.
Tenemos técnicas de dominio mental de época antigua, lo único que cambia es la tecnología o los medios que se emplean, pero la mentalidad y la finalidad son las mismas.
“Y esta hiperconexión lo que hace es que efectivamente nunca haya sido tan fácil manipularnos de manera universal. Y, entonces, lo mismo que se pretendía, por ejemplo, destruir a una persona, asesinarla socialmente, además de los asesinatos que entonces se cometían físicamente, hoy en día se hace de manera instantánea a través de las redes sociales”, agregó.
Estamos inundados de “mensajes machacones”, repetidos muchas veces por personas con teórico prestigio, que muchas veces son inventados, para que lleguemos a convencernos de que esos mensajes son correctos y que, además, son los mensajes que piensa la inmensa mayoría, al grado de que los que pensamos lo contrario no nos atrevemos a manifestarlo.
Recordó Baños que estas formas se perfeccionaron a partir de la Primera Guerra Mundial, que es cuando se desarrolla a plenitud la propaganda de guerra. Ahora estamos inundados de propaganda, hay sistemas muy sofisticados en el marco de lo que se llama la “guerra cognitiva”, que va dirigida a nosotros y ya no solo a los soldados en el campo de batalla.
“La propaganda va dirigida a los ciudadanos para convencernos y nos pongamos en manos de nuestros dirigentes, que les permitamos incluso realizar cualquier tipo de tropelía porque nos han convencido de que es lo positivo para nosotros. Estamos expuestos, entonces, a un dominio mental”, afirmó —ya sea para un grupo o para otro.
Sin duda, la ventaja es de los que tienen acceso, por ejemplo, al sistema mediático, además de contar con redes de bots, repetitivas, predefinidas y automatizadas, o en las redes sociales, en especial Twitter, o cuentan con Influencers con gran eco mediático capaz de convencer a los incautos incluso sobre situaciones irreales o ilógicas.
Esas artimañas las encontramos sobre todo en la política donde, según Baños, “ya no hay oradores, se ha perdido la oratoria, la elocuencia, hay lectores… se limitan a leer, no son oradores, son lectores de algo que les han preparado con extremo cuidado midiendo absolutamente cada una de las palabras”.
Y añadió: “Si tienen la oportunidad de hablar con alguno de estos grandes políticos, que les parecen personas muy ilustradas, muy capaces, con una profundidad intelectual, cuando hablen con ellos y les sacan de los mantras, de eso que saben repetir como papagayos, se darán cuenta que muchos de ellos son personas sin cultura, son personas que valen muy poco, pero a las que alguien ha tenido el interés en prepararlas por imagen o para que lleguen al puesto a través de estos mensajes mentales para convencernos a los ciudadanos que es la persona idónea para dirigir nuestras vidas”.
Cuando hay una noticia que nos emociona mucho debemos dudar de ella porque a lo mejor es totalmente intencionada.
En un reciente artículo, donde también consideré como una de las fuentes al intelectual español Pedro Baños, inserté la pregunta elemental de cara a este problema crucial en la sociedad contemporánea: ¿qué pueden hacer los ciudadanos ante tal panorama?
Pedro Baños: “Lo primero es que tenemos que ser muy críticos, dudar de toda la información que nos llega, intentar abastecernos de información de fuentes muy variadas, porque la crítica es al final la que nos ha hecho sabios, como decía Descartes. También hay que tener en cuenta que cuando hay una noticia que nos emociona mucho debemos dudar de ella porque a lo mejor es totalmente intencionada; y asimismo, debemos ser conscientes de que no podemos perder nuestros valores fundamentales, en el sentido de que en una democracia los ciudadanos debemos ser los que llevemos la batuta, y para llevar la batuta lo que tenemos es que empezar por elegir a verdaderos líderes que se preocupen por la sociedad, que no se preocupen por su propia supervivencia o la de su partido político, porque necesitamos al mejor al timón de nuestra nave, una nave que si no puede correr el riesgo de chocar contra los arrecifes”.
Hay que buscar los libros de Baños, entre ellos El dominio mental (Ariel, 2020) a fin de ver el problema desde una perspectiva crítica, porque no hay nación que se escape, incluido El Salvador con su fauna política, los titiriteros políticos y la masa de incautos.
* Catedrático universitario
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