Internacionales

Foto: Luis Galdámez
Suecia le apuesta a la militarización ante ola delincuencial
Guillermo Mejía*
Octubre 6, 2023
La crisis delincuencial que agobia a Suecia se ha desbordado, al grado que el gobierno de derecha asegura que la forma más adecuada de combatirla es apostándole a la participación de los militares en actividades de seguridad pública, algo inconstitucional, aunque para eso harán la reforma respectiva.
El primer ministro sueco Ulf Kristersson, del partido Moderado, tuvo una reunión de trabajo con las jefaturas de la policía y el ejército, dada la preocupación que existe por el fenómeno social. El mandato es que esas instituciones tienen que trabajar juntas para solventar el problema que, por ejemplo, ha significado 36 asesinatos y 124 explosiones en lo que va del año.
En medios europeos se destaca que incorporar a los militares a funciones de seguridad pública está prohibido en la legislación sueca, que solo lo faculta para casos de atentados terroristas o de situación de guerra. La solución al inconveniente será una reforma legal, que propondrá el gobierno, dada la situación imperante.
En ese sentido, el primer ministro señaló que el cambio en la ley es necesario para “permitir una mayor participación militar en labores de seguridad” y afrontar “situaciones de zona gris en las que no es obvio qué tipo de amenaza enfrenta Suecia”, según las publicaciones periodísticas.
Kristersson asume que, mientras se da el cambio legal, las fuerzas armadas suecas pueden ayudar a la policía “en casos en los que las habilidades especializadas del ejército puedan ser de ayuda”. Ambos cuerpos pueden trabajar a la par en rubros como logística, informática forense y análisis de explosivos, algo ya incluido en la legislación actual.
Resulta impensable que suceda eso en Suecia, sociedad que se ha caracterizado por tolerante, solidaria con otros pueblos a los que ha brindado asilo y con un sistema social que ampara a sus ciudadanos. Sin embargo, hay que ver esa situación en el marco del deterioro progresivo de muchas naciones europeas que se han vuelto conservadoras e intolerantes.
El drama sueco y la respuesta de militarizar la seguridad pública nos obliga a reflexionar sobre cómo estas sociedades han dado un paso atrás en su humanidad (…).
Desde esta parte del mundo de inmediato nos cae la cuenta del significado de la militarización de la sociedad y de la seguridad pública, en particular, por las experiencias que se han vivido y viven, donde hay que traer a colación muchas acciones que riñen con los derechos humanos, en especial del Régimen de Excepción que va en camino de cumplir dos años.
Salta a la luz la reciente violación de una menor de 13 años, por parte de un militar salvadoreño y con la complicidad de otros elementos de tropa, así como les vejámenes y amenazas que sufrieron otras personas que la acompañaban en la zona costera del occidente del país. ¿Cuántas víctimas sollozan en silencio por posibles actos de este tipo?, es pregunta obligada.
Otros pormenores del caso sueco
Según el primer ministro, la ola delincuencial por la que atraviesan no tiene precedentes en Suecia ni en Europa; es decir, “ningún otro país tiene una situación como la nuestra”, advirtió ante los periodistas. Al grado que, desde diciembre de 2019, el mes pasado ha sido el más mortífero con 12 asesinatos, incluido una persona víctima de bomba.
Las razones que aducen las autoridades para el problema en Suecia, que el año pasado sumó 62 crímenes, son la mala integración de los inmigrantes, el aumento de la brecha entre ricos y pobres y el narcotráfico. Hay que ver el grado de responsabilidad del gobierno de derecha por mantener una agenda de trabajo menos social que en el pasado, situación que se repite en muchos países europeos.
Reseñan medios europeos que uno de los problemas que enfrentan las autoridades es el que se conoce como “niños soldados”, reclutados por grupos de crimen organizado para cometer crímenes. Son jóvenes que acaban siendo peones de las bandas organizadas que buscan gobernar el hampa en ese país escandinavo.
Henrik Häggström, analista en la Academia Sueca de Defensa, dijo a periodistas que “la situación de los niños de las bandas criminales en Suecia es muy similar a la de los que son reclutados en conflictos armados”.
Las condiciones que facilitan el reclutamiento de los niños son similares: pobreza, familias desestructuradas y pocas esperanzas de tener un buen futuro. Y, además, la promesa de tener armas, dinero, protección y, sobre todo, estatus. La manipulación de la niñez es evidente y resulta ser caldo de cultivo.
El drama sueco y la respuesta de militarizar la seguridad pública no debe alegrarnos como sociedad, bajo la perspectiva de que la sociedad salvadoreña ha dado el ejemplo, sino más bien nos obliga a reflexionar sobre cómo estas sociedades han dado un paso atrás en su humanidad y qué nos depara a nosotros en el futuro.
* Catedrático universitario
Más Internacionales
-
El retorno tardío y feroz de Estados Unidos a la política industrial
Una de las consecuencias más sorprendentes de la globalización neoliberal que se emprendió a partir de los años 80, fue el surgimiento de China como…
-
Carta del príncipe saudí a Trump acerca de Gaza
En el medio «The National» fue publicada, este 3 de febrero de 2025, una carta del prícipe saudí Turki Al Faisal al presidente Donald Trump,…
-
Contra la represión del pueblo maya
La lucha de los pueblos centroamericanos contra los regímenes militares de finales del siglo XX ha sido cruenta y plagada de barbarie. Sin embargo, no…
EN ESTA EDICIÓN
-
Lo que Dios da es para todos los hombres
«Aquí encuentro, nada más para organizar el pensamiento de Santiago, los tres grandes males de la riqueza cuando se abusa de ella. No se condena…
-
Trabajadores del mundo: «unámonos»
A lo largo de la historia de los trabajadores y sus luchas, lo que se ha podido comprobar es que toda conquista ha requerido esfuerzos,…
-
Continúa la represión, renuncian miembros civiles de la Junta
Monseñor estaba seguro de que el Espíritu Santo lo guiaba con sus alas celestiales hacia la santidad. Se enfrentaba a una lucha entre la…
-
Una bandera de plumas ante el ardor y la rebelión
Jorge Canales (1957) es autor de veinte poemarios, entre ellos, Izando la bandera con una pluma, Microcuentos: el Menú, Atrapados, este último publicado en Argentina…