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“8M no es un día de fiesta… ¡Es de lucha y protesta!”
Texto: Raquel Kanorroel*
Fotografías: Luis Galdámez
Consignas, música, vejigas, pancartas… La marcha del 9 de marzo fue una colorida y alegre manifestación que, en realidad, se constituyó en una declaración de resistencia ante la actitud hostil del actual gobierno frente a los sectores feminista y LGTBQ+, resistencia que distintas organizaciones pertenecientes a ambos sectores proyectan ejercer en el ámbito de las comunicaciones, las leyes y la comunidad internacional.
También participaron en ella mujeres representantes de los vendedores informales del Centro de San Salvador y de otros municipios, sobre cuyo desalojo se dijo en la conferencia de prensa previa a la marcha que «sucede en un contexto de régimen de excepción, donde la estigmatización para la criminalización sigue siendo la mayor arma de la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada, a fin de capturar a toda persona que se vea sospechosa». Todo esto mientras el gobierno «busca maquillar con cemento, pintura y luces LED» que en El Salvador se padece hambre: «Nos están quitando los frijoles para comer y para vender», expresó la vocera de Asamblea Feminista.
No podían faltar mujeres representantes del sector agropecuario y ecologista, ni tampoco las madres de jóvenes desaparecidos, ya no por causa de las maras, sino «porque la FAES y la PNC se los llevaron», siguió expresando la vocera de la Asamblea Feminista, lo cual representa para estas madres un «doloroso costo extra» en lo económico y emocional.
Asimismo, hubo otras organizaciones sociales presentes en la marcha para pronunciarse «ante el genocidio que el Estado de Israel y sus aliados llevan a cabo en contra del pueblo palestino» y también «por las mujeres y las niñas de la República Democrática del Congo, que están siendo expulsadas de sus tierras y violentadas ante un mundo que calla».
Los únicos sectores en el país que hasta el momento han manifestado abiertamente su rechazo a las pretensiones dictatoriales del actual gobierno son el feminista y el LGTBQ+.
Sin embargo, más allá del ataque frontal que el actual mandatario libra contra los sectores feminista y LGTBQ+, preocupa la naturaleza antidemocrática que en general están mostrando él y su gobierno cada vez más abiertamente. Y es que Bukele, quien ganó la Presidencia en 2019 con el 53 % de los votos y cuyo partido Nuevas Ideas obtuvo el 66.46 % de los escaños legislativos en 2021, ostentó ya durante todo el período anterior un gran poder. Pero ahora, cuando no sólo conserva el Ejecutivo sino que su partido cuenta con la mayoría absoluta en la Asamblea, podrá «hacer y deshacer» a su antojo, sin prácticamente ninguna oposición, como acertadamente señala el periódico digital español Público en su publicación del 5 de febrero de 2024 (puede encontrar más detalles en : https://www.publico.es/internacional/salvador-sacrifica-democracia-y-bukele-blinda-regimen-autocratico.html).
Sólo esperemos que, en nuestro caso, no se cumpla lo advertido por Lord Acton en 1887: «El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente».
Y si a lo anterior se añade un régimen de excepción que, al parecer, se prolongará ad infinitum —el Congreso salvadoreño aprobó el 8 de marzo, el propio Día Internacional de la Mujer, la décimo cuarta extensión de la medida. La situación pinta más oscura todavía: según el Ministro de Seguridad Pública Gustavo Villatoro —citado por el medio informativo digital Voz de América—, «suspender la aplicación de las medidas del régimen de excepción propiciaría un retroceso en la seguridad de la población» (https://www.vozdeamerica.com/a/el-salvador-prorroga-regimen-de-excepcion-/7520951.html); pero nosotros nos preguntamos si lo que en realidad propiciaría sería más bien una liberación de voces disidentes…
Mientras tanto, los únicos sectores en el país que hasta el momento han manifestado abiertamente su rechazo a las pretensiones dictatoriales del actual gobierno son el feminista y el LGTBQ+.
* Periodista, pintora y dibujante. Autora del libro Raíces sumergidas, alas desplegadas (2014). Mención Honorífica en el III Concurso Internacional de Microrrelatos Jorge Juan y Santacilia, con sede en Novelda, España (2016).
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