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Fotografía: Luis Galdámez
El peligro de la minería metálica y el fraude de la minería verde
Espacio Revista
Enero 24, 2025
El domingo 19 de enero de 2025 ciudadanos responsables acudieron a una concentración en el centro de San Salvador, frente a la Biblioteca Nacional, para pronunciarse contra la minería metálica que, pese a estar prohibida por ley desde hace 7 años, ahora regresa con «nuevos bríos», luego de que el 23 de diciembre de 2024 fuera aprobada una nueva ley que avala la extracción minera en el país.
«La minería no es progreso sino retroceso», «La minería sustentable no existe» y «Bukele vendió nue$tro futuro» fueron algunas de las consignas que, en carteles y mantas, expresaban el repudio de los manifestantes.
Griselda, una de las jóvenes allí presentes expresó a Espacio Revista la necesidad de estar alertas y pendientes de las leyes que se aprueban y, en especial, de contener el daño antes de que sea iniciado: «No es de decir: “Ah sí, se pudo haber evitado”, si está en uno tener esa conciencia de decir: “Paremos aquí, no hagamos esto”».
De igual manera se expresó Roberto Iraheta, de la Iglesia Católica Antigua de San Vicente: «Nos unimos a la lucha del pueblo contra la minería. Estamos conscientes de que la minería, al final, no es una cosa buena para nuestro medio ambiente ni para nuestra población, especialmente para aquellos que están cerca de los lugares donde se quieren implantar las organizaciones mineras».
El tema de la minería metálica en El Salvador no es nuevo. Inclusive, sabemos que varios líderes ambientalistas han sido encarcelados y, otros, asesinados, como Marcelo y Ramiro Rivera (el primero asesinado en junio de 2009 y, el segundo, en diciembre de 2009); Dora Sorto (asesinada en octubre de 2009) y Francisco Durán (asesinado en junio de 2011).
En otra información, representantes de @elkolectivosanjacinto, de la comunidad Santa Marta, Cabañas, en una conferencia de prensa a principios de la presente semana, denunció que las empresas estadounidenses Titan Resources Limited y Thorium Energy Alliance se cuentan entre las interesadas en la explotación del torio en El Salvador, dado que han firmado un acuerdo para investigar la extracción de dicho metal en este país. (https://lc.cx/NCF7ZH).
El vocero expresa que la mayor preocupación de la organización es que desde Estados Unidos se está enviando equipo tecnológico al Ejército de El Salvador, tales como helicópteros y drones, lo cual interpretan como una «mala señal» en el sentido de que prevén que las empresas mineras llegarán a los territorios acompañadas por el Ejército, situación que probablemente terminará en violencia.
El dirigente hizo un llamado a las organizaciones ciudadanas de El Salvador y a las que se encuentran en Estados Unidos a informarse y a exigir un planteamiento claro acerca de los propósitos, las alianzas y los convenios firmados entre instancias de ese país (empresas u otros) y autoridades de El Salvador para que no se repitan tragedias como las que han ocurrido en el pasado.
¿En qué consiste la minería metálica?
Organizaciones comunitarias, instancias de la sociedad civil, instituciones académicas, iglesias y renombrados especialistas se han venido pronunciando acerca del tema, entre ellas la Universidad de El Salvador. Esta última llevó a cabo, el 10 de enero de 2025, el conversatorio «El impacto de la minería metálica en El Salvador», con la participación de expertos panelistas en diferentes disciplinas relacionadas con la actividad minera.
El doctor José Miguel Vásquez facilitó las participaciones que giraron alrededor de los impactos de dicha actividad en el país.
A raíz de las explosiones se genera «material particulado» que va a parar a las vías respiratorias quienes habitan en las cercanías de la mina.
El doctor Roberto Eduardo García, licenciado en Química y Farmacia de la UES, explicó que la actividad minera consiste, básicamente, en extraer del subsuelo recursos naturales no renovables hasta que se agoten. En el caso de la extracción de metales como el oro, la plata o el torio, señala que, al no existir una veta donde se encuentren concentrados dichos elementos lo que se hace es extraer el subsuelo, que se desprende a través de explosiones, con lo cual se destruye el ambiente y se acaba con el paisaje.
Las piedras, rocas y tierra extraídas se someten a procesos físicos y químicos para separar el metal que se esté buscando y, en esos procesos, se utilizan toneladas de agua, de químicos, de detergentes y de metales como el mercurio, el arsénico u otros, que contaminan el suelo y el agua. Luego, a raíz de las explosiones antes mencionadas se genera «material particulado» que va a parar a las vías respiratorias de la población que habita en las cercanías de la mina.
Por su parte, la doctora Velia Ruth Sosa, doctora en Química Analítica del Medio Ambiente y Polución, entre otras titulaciones, refuerza lo expresado por el doctor García al explicar que, al romper la corteza terrestre para extraer el subsuelo, quedan expuestos otros minerales y metales que, al entrar en contacto con el oxígeno o el agua, sufren procesos químicos que pueden resultar en elementos nocivos para la vida, como el óxido de hierro y ácido sulfúrico.
Ese fue el caso, explica la doctora Velia Sosa, del río San Sebastián, cercano a la mina San Sebastián, en La Unión, donde se formó hidróxido de hierro, el cual produce esa coloración amarilla-marrón que tiene el río.
La doctora Marcia Barrera, maestra en Gestión de Recursos Hidrológicos de la Universidad de El Salvador y doctora en Ciencias del Agua, también se refiere a la mina San Sebastián donde, explica, se utilizó el método de «amalgamación por mercurio». La mina está inactiva desde hace unos 20 años, pese a lo cual la contaminación persiste. «Esa mina, como bien saben, no está funcionando actualmente a nivel industrial, pero si ustedes van, allí está el drenaje ácido (…) ¿Por qué? Porque la mina se dejó expuesta. Como saben, el período lluvioso en nuestro país va desde mayo hasta octubre, entonces, la lixiviación por el agua de lluvia siempre va a estar generando el drenaje ácido y esa contaminación ahí va a estar presente aunque la mina se haya cerrado».
Las reservas de agua superficial y las subterráneas
La doctora Marcia Barrera destaca la importancia de los mantos acuíferos al señalar que, mundialmente, el agua subterránea está reconocida como la mayor fuente de agua dulce aprovechable en el planeta y corresponde al 30 % del agua dulce total. «Generalmente pensamos que nuestro suministro de agua viene del agua superficial, pero es al contrario, nuestro suministro de agua es principalmente de agua subterránea», que es de mejor calidad que la que está sobre la tierra, explica.
«En la mayoría de fuentes, al menos que yo conozco, que he visitado, la gente y las comunidades únicamente aplican cloro y consumen el agua», explica la doctora, señalando que cuidar esas fuentes de agua como patrimonio para nuestro sustento es sumamente importante.
Los depósitos de agua subterráneos, una vez contaminados, es casi imposible purificarlos.
Además, la doctora Marcia Barrera explica que, si bien las aguas superficiales ya están contaminadas, lo cierto es que los niveles de contaminantes en la actualidad son menores que los que existen en las aguas cercanas a una zona minera.
Por otra parte, la doctora se refiere a la factibilidad de descontaminación una vez que un recurso hídrico ha sido comprometido. En el caso de los ríos, aunque caro y difícil, es posible hacerlo. «Todos vemos cuando llueve, se da la crecida y, luego, en término de horas o incluso podrían ser días, baja la crecida, porque el flujo es rápido, acelerado».
No ocurre lo mismo con los depósitos de agua subterráneos que, una vez contaminados, es sumamente difícil devolverlos a su estado anterior. En la mayoría de casos, en otros países del mundo, se opta por buscar otra fuente de agua y se abandona el acuífero subterráneo contaminado por las dificultades técnicas y financieras.
Entonces, además del denominado «estrés hídrico», es decir, de la escasez de agua con la que ya se tiene que lidiar en El Salvador, dado que muchas poblaciones no reciben agua en forma regular, con la minería metálica se estaría agudizando esa escasez de agua, recurso que, aunque un poco contaminado, aún puede utilizarse para regar cultivos, para que beban los animales y para consumo humano (con el debido tratamiento).
Una puerta abierta para más desastres ambientales
El doctor Roberto Eduardo García destaca los errores que empresas privadas o estatales han cometido en el pasado, ocasionando graves desastres ambientales que, en última instancia, el Estado mismo ha tenido que monitorear y, en algunos casos, resolver, asumiendo grandes costos económicos.
Para el caso, trae a cuenta la contaminación en el cantón Sitio del Niño, en San Juan Opico (La Libertad) por el material abandonado por la fábrica de Baterías El Salvador, por el cual se decretó emergencia ambiental en agosto de 2010. Según una nota de La Prensa Gráfica del 12 de mayo de 2016, a 69 extrabajadores de la fábrica se les detectó contaminación por plomo por arriba de los 70 microgramos y el Estado estima que recuperar la zona costará unos $25 millones.
El derrame de melaza en el ingenio La Magdalena, en Chalchuapa, afectó gravemente la cuenca del río Paz.
«Todos nos acordamos del derrame, de la amenaza en el ingenio La Magdalena, en Chalchuapa, que afectó la cuenca del río Paz», expone el doctor García, recordando un derrame de melaza que contaminó el río haciéndolo inútil para consumo humano y provocando la muerte de los seres que vivían en esas aguas, lo cual ocurrió en mayo de 2016.
El doctor García también señala el desastre ocasionado en 1984 por el cierre de la fábrica de pesticidas Quimagro, en el cantón Loma de Gallo en San Luis Talpa (La Paz), en donde se abandonaron varias toneladas de agroquímicos. Según la misma nota de La Prensa Gráfica, el sistema nacional de salud de El Salvador reporta más de 200 personas fallecidas por insuficiencia renal, muertes que podrían estar relacionadas con la exposición a los químicos.
El doctor añade que, en ese mismo año, una vez en junio y otra en diciembre, hubo dos desastres ocasionados por derrame de petróleo en el puerto de Acajutla, cuando se rompió una tubería del depósito de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) que almacenaba combustibles fósiles.
La minería de torio
La Mesa Nacional frente a la Minería Metálica tiene en YouTube un informe presentado por los profesionales Dina Larios, Saúl Baños y Edgardo Mira en junio de 2024, denominado «El torio y la producción de energía eléctrica: caso de El Salvador» (https://www.youtube.com/watch?v=xCwWrWVRm-8).
Tanto en este informe como en medios de comunicación y en otros informes científicos se enumeran las ventajas y desventajas de trabajar con el torio. Sin embargo, debemos hacer notar que la mayoría de estas «ventajas y desventajas» emanan de la comparación entre usar torio en vez de uranio para la generación de energía eléctrica, y no compara las ventajas y desventajas entre utilizar torio y emplear energías renovables como la eólica de alta mar o la solar.
Entre las ventajas de trabajar con torio en vez de con uranio señaladas en el informe mencionado, se exponen cuatro: a) el torio es más abundante en la corteza terrestre; b) es adecuado para usar como combustible nuclear en varios tipos de reactores; c) es menos adecuado para la producción de armas nucleares y, d) produce menos basura nuclear.
Entre las desventajas se señalan tres: a) costos económicos altos que no se recuperan en el corto plazo; b) el punto de fusión del torio es mucho más alto que el del uranio y c) hay mayor emisión de «energía negativa» si se usa torio, es decir, de rayos gamma cuyos efectos se relacionan con el cáncer, el daño a la piel, el cerebro, el corazón y los vasos sanguíneos, entre otros.
La única que se beneficia con la extracción de
metales es la empresa multinacional que tiene a su cargo la explotación minera.
El informe que nos ocupa presenta un mapa del mundo que indica las cantidades de Torio de diversos países. En él se observa que el que tiene las más altas concentraciones es la India y, luego, Estados Unidos, Brasil y Australia. Sin embargo, en los países de América Latina, con excepción de México, Perú, Uruguay y Venezuela, aún no se han determinado las concentraciones de este metal (color gris en el mapa).
El informe «El torio y la producción de energía eléctrica: el caso de El Salvador» concluye que es un hecho que El Salvador necesita nuevas fuentes de energía, pues ya que no es posible continuar construyendo centrales hidroeléctricas ni utilizando combustibles derivados del petróleo.
También, señala que es un hecho que en las rocas de El Salvador existe torio, pero se desconoce si lo hay en concentraciones lo suficientemente altas para la explotación con propósitos energéticos.
Por otra parte, señala que los reactores que trabajan con torio aún están en fase de desarrollo y se desconocen los problemas potenciales que podrían acarrear.
Figura 1. Mapa del mundo con las concentraciones de torio
La sustentabilidad del medio ambiente
El doctor Eduardo García, de la Universidad de El Salvador, considera que deben tomarse en cuenta las realidades de nuestro país. El Salvador tiene únicamente 21,040 km2, con 325 habitantes por km2, por lo que no es comparable con, por ejemplo, Canadá, con tan solo 4 habitantes por km2 o Sudáfrica, con 49 habitantes por km2.
Por su parte, el doctor Rafael Antonio Gómez, otro de los panelistas en el conversatorio de la UES, subraya que ningún país ha logrado progreso y mejor calidad de vida con la minería metálica. La única que se beneficia es la empresa multinacional que tiene a su cargo la explotación minera. «Si bien es cierto pueden haber puestos de trabajo, si bien es cierto pueden haber concesiones hacia las comunidades en las cercanías de los distritos mineros y el gobierno también puede recibir algunos fondos a través de los impuestos, lo que al final en países como el nuestro deja la actividad minera no es más que pobreza y contaminación, además de enfermedades», expresa Gómez.
Medidas urgentes
Los académicos coincidieron en señalar que, debido a la ley que permite la minería metálica en El Salvador aprobada el 23 de diciembre, es necesario tomar algunas medidas urgentes.
El doctor Antonio Gómez considera que la mejor y principal medida hubiera sido mantenernos con la prohibición de la minería metálica de 2017. Sin embargo, como ya se han dado pasos en la dirección contraria, lo que procede es determinar y poner en marcha medidas para minimizar los efectos negativos en la población y en el medio ambiente.
No existe la «minería verde», se trata únicamente de un discurso para convencer a las poblaciones, pues la minería siempre ocasiona destrucción y contaminación.
«Desde mi punto de vista, hablamos de la debilidad de nuestras instituciones, porque con instituciones fuertes, con leyes que realmente se cumplan y con actividades de mitigación podrían impulsarse [procesos] de supervisión y vigilancia para reducir esos impactos, por ejemplo, evaluaciones de impacto ambiental que sean totalmente rigurosas y completas, no solo desde el punto de vista biológico, sino que tengan que ver todos los aspectos tecnológicos, físicos, químicos, tectónicos, territoriales que tienen que ver con el impacto ambiental (…). Esto implica monitoreos de la actividad minera, implica establecimiento de límites estrictos del uso del agua y uso del territorio», puntualizó Gómez.
Así también, el doctor Gómez fue enfático en señalar que no existe tal cosa como la «minería verde», sino que se trata únicamente de un discurso para convencer a las poblaciones, pues todo proceso de extracción minera implica mayor o menor destrucción y contaminación en el proceso. Sí existen tecnologías menos dañinas, explica Gómez, como el uso de bacterias para la extracción de los metales, pero son caras y de poca difusión, además de que, aunque en menor medida, siempre son dañinas.
La doctora Velia Ruth Sosa, considera urgente investigar y establecer líneas de base de la cantidad y calidad del agua en las zonas que tienen potencial de aprovechamiento minero para, a partir de ese línea, monitorear la conservación y el aprovechamiento de los recursos; además, son necesarios controles de precisión y exactitud de las determinaciones que respalden la confiabilidad de la información que se está generando, para que no esté sujeta de fraude.
El doctor Antonio Gómez recapitula que ya se han abordado los temas del grave deterioro de los suelos y los ecosistemas, de los riesgos para la salud humana, además de los conflictos sociales, de los desplazamientos de población que se puedan generar, de la compra de terrenos a bajos precios y otras situaciones que podrían darse como consecuencia de la actividad minera a corto, mediano y largo plazo.
En definitiva, si la extracción de metales va a continuar en El Salvador, el Estado necesita planes maestros de largo alcance que aseguren a la población el cuidado de su salud, de su patrimonio y de su medio ambiente, que pongan mucha responsabilidad en las empresas extractoras y, al Estado, un fuerte rol como rector de la actividad minera, con dotes de vigilancia y supervisión para que todos los parámetros sean cumplidos.
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