Memoria

Fotoilustración: Luis Galdámez
Recogiendo cadáveres
Miguel Ángel Chinchilla *
Mayo 2, 2025
Miguel Ángel Chinchilla reúne en su obra, Recogiendo cadáveres, fragmentos de las vidas de monseñor Óscar Arnulfo Romero y Roberto D’Aubuisson. Organizado en cuatro capítulos, la obra nos refiere al periodo entre 1943, un año después de la ordenación de Romero como sacerdote, hasta 1992, año en el que muriera el exmayor a causa del cáncer. Chinchilla presenta también al contexto social, político y eclesial que sirvió como trasfondo y enmarcó la realidad salvadoreña de esos años. Con el aval del autor publicamos fragmentos de su obra correspondientes al tercer capítulo del libro: «Sé que mi hora se acerca».
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Continúa la represión, renuncian miembros civiles de la Junta
Monseñor estaba seguro de que el Espíritu Santo lo guiaba con sus alas celestiales hacia la santidad. Se enfrentaba a una lucha entre la luz y la oscuridad. Por aquellos días escribió su poema Sé que mi hora se acerca: «Sé que mi hora se acerca / y presiento que mi sueño no acaba, sino que comienza / hasta el fin del mundo / quiero permanecer en la tierra / junto a los hombres / luchando con ellos por la liberación / no puedo gozar y no quiero descansar / mientras haya hombres a quien liberar / cuando la historia acabe / y la liberación sea total / entonces reposaré con todos los elegidos / y gozaré eternamente de la alegría de Dios». En una analogía con la pasión de Jesús el Cristo, este texto de monseñor Romero viene a ser como su oración en el huerto. Era Cuaresma. Pensaba el arzobispo que para la misa del domingo 9 de marzo el transmisor ya estaría funcionando y podría contar de nuevo con la radio, pero no fue así. Luego entonces el arzobispado acudió otra vez a la solidaridad de Radio Noticias del Continente, por cuya empatía con el arzobispo Romero la estación en San José sufrió también un atentado dinamitero. De todas formas, FENASTRAS se había tomado de nuevo catedral para velar a 9 cadáveres víctimas de la represión del Ejército, así que la misa tuvo que celebrarse en la basílica del Sagrado Corazón sobre la calle Arce. Aquella misa fue especial. Por un lado, la iglesia luterana de Suecia a través de un obispo enviado especialmente, haría entrega del Premio de la Paz 1980 a monseñor Romero, en un acto ecuménico a través del cual las iglesias históricas de Europa apoyaban el quehacer del arzobispado.
Por otro lado, la misa también sería un responso funerario por los cadáveres de Roberto Castellanos Braña del UDN y su esposa Anette Mathiessen de origen danés, asesinados por agentes de la Policía Nacional. Castellanos era nieto de Jacinto Castellanos Rivas, ex secretario privado de Maximiliano Hernández Martínez, y posteriormente miembro del partido comunista. Anette Mathiessen estudiaba en la UCA. Me conmueve, dijo el arzobispo visiblemente afectado, esta coincidencia de que mientras Suecia trae un premio de paz, una ciudadana de un país vecino a Suecia está aquí también con su cadáver, como apoyando dolorosamente la necesidad de que hay que apoyar este trabajo por la paz.
La Reforma Agraria se presenta de momento como una acción político-militar de la Fuerza Armada.
Recoger cadáveres para monseñor Romero se había convertido en un hábito oprobioso, todos los días había cadáveres que recoger, era como una pesadilla, como una maldición lloviendo sobre el país. Una pira de seres humanos en la hoguera de la ignominia. Una noche soñó recogiéndose a sí mismo, sintió un escalofrío. El arzobispo también se refirió en su homilía a la nueva ley de reforma agraria presentada por la Junta de Gobierno el pasado 6 de marzo. El gobierno debe comprender, dijo monseñor Romero de una forma totalmente lúcida, que, aunque esas reformas son necesarias y deseables para las mayorías, estas mayorías no han sido tenidas en cuenta directamente. La Reforma Agraria se presenta de momento como una acción político-militar de la Fuerza Armada. Tanto la reforma agraria como la nacionalización de los bancos, expresó posteriormente a los periodistas, son buenas medidas pero inoperantes mientras no cese la represión. Por esos días la agenda de Monseñor estaba saturada de entrevistas con periodistas extranjeros que venían a entrevistarlo desde diferentes partes del mundo.
Más tarde compartió con la comitiva de los luteranos suecos un sabroso ambigú que habían preparado con especial esmero. A las 17:00 horas tenía que celebrar otra misa por el sufragio del alma del procurador mártir Mario Zamora. Esa misma tarde sujetos de los escuadrones de la muerte provocaron un nutrido ametrallamiento contra la fachada de la iglesia El Rosario, amedrentando a la gente que se encontraba refugiada en el templo, rompiendo vitrales y abatiendo los muros con los potentes balazos. Afortunadamente en este ataque no hubo víctimas mortales. Al siguiente día 10 de marzo por la mañana, el arzobispo celebró en catedral ocupada otra misa de cuerpo presente por los 9 miembros de FENASTRAS que habían sido asesinados.
La bomba hubiera acabado con la basílica enterita incluyendo por supuesto las personas.
Por la tarde el padre Ramiro llegó para contarle que en la basílica del Sagrado Corazón habían encontrado una bomba de alto poder explosivo que hubiera estallado posiblemente durante la misa por el sufragio del doctor Mario Zamora. El explosivo lo encontró el sacristán junto al altar de Santa Marta, Marta de Betania, hermana de Lázaro, ella provocó el milagro para que el artefacto no explotara. Luego fue desactivado por policías expertos. La bomba hubiera acabado con la basílica enterita incluyendo por supuesto las personas. Esta basílica es una linda iglesia con arquitectura neogótica ubicada sobre calle Arce. El templo lo mandó a construir doña Concha viuda del general Tomás Herculano de Jesús Regalado Romero, a principios del siglo pasado. En 1900 se levantó el acta declaratoria correspondiente a la erección del templo. El 1 de enero de 1901 se colocaba la primera piedra. Gracias a Dios y a Santa Marta la bomba no explotó. En ese entonces explotaban bombas a cada instante. El 11 de octubre explotó otra en la cooperativa sacerdotal.
Estaba claro que la aparente autoridad de la Junta tenía en la nuca la bota del ala más perversa y represiva del Ejército, por tanto, uno de sus miembros de la Democracia Cristiana, Héctor Dada, renuncia al cargo y al partido, acompañado de otros dirigentes del PDC, aduciendo que ellos no querían ser cómplices de un Ejército tan criminal. Luego entonces la silla vacía que dejaba Dada Hirezi, inmediatamente fue ocupada por el ingeniero José Napoleón Duarte, cuya actitud de sumisión con el imperio lo llevó años después, siendo presidente de la república, a la ridiculez de besar el pabellón de Estados Unidos en presencia del presidente Reagan, el 14 de octubre de 1987 en los jardines de la Casa Blanca, provocando una serie de burlas a nivel internacional. El mayor Roberto bebiendo con sus secuaces dijo respecto al beso, yo creí que a sonarse los mocos iba cuando agarró la bandera, este Duarte está loco de veras, acotó mientras todos reían. Un periódico de Washington dijo al día siguiente: El esclavo debe saber en qué momento rendirle tributo al amo. Duarte era el mandatario que los militares de El Salvador necesitaban.

Recogiendo cadáveres
Miguel Ángel Chinchilla
A la venta en Librerías de la UCA
* Miguel Ángel Chinchilla es un poeta, narrador, ensayista, dramaturgo y periodista salvadoreño nacido en 1956 es una de las figuras relevantes de las Letras en la segunda mitad del siglo XX. Co-fundador del desaparecido suplemento literario Los Cinco Negritos en Diario El Mundo y miembro del consejo de redacción de la revista Amate.
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