Opinión

La bandera en alto, los puños y los corazones a favor de la vida y el futuro.
Trabajadores del mundo: «unámonos»
Espacio Revista
Fotografía: Luis Galdámez
Mayo 2, 2025
A lo largo de la historia de los trabajadores y sus luchas, lo que se ha podido comprobar es que toda conquista ha requerido esfuerzos, coraje y, sobre todo, unidad de intereses e intenciones. Cada conquista que se pierde ha sido por la fragmentación de los trabajadores, por el debilitamiento de sus organizaciones y por los astutos engaños de los millonarios.
El Día del Trabajo se conmemora y celebra en el plano internacional desde hace más de 130 años. Todas las personas que no poseemos medios para «hacer dinero» (bancos, fábricas, centros comerciales, empresas) somos trabajadores, incluso los empleados públicos, los que se encuentran en el sector informal de la economía, como vendedores y propietarios de pequeños negocios y, por supuesto, los trabajadores agrícolas, que deberían encabezar esta lista.
La economía moderna, en mi caso, a veces me juega sucio. Me «desdibuja» las fronteras de quiénes somos trabajadores, pues cuando se habla de ellos se hace referencia a los que trabajan en maquilas, empresas, etc., a quienes reciben un «salario mínimo» o más, a quienes están o pueden estar sindicalizados, pero se deja fuera a todo el llamado «sector informal». ¿Qué hay de aquellos que se asolean muchas horas para vender aromatizantes para carros, que se suben y bajan de los autobuses ofreciendo sus mercaderías, de los que tuestan maní o semillas de marañón para luego ir a venderlo en bolsitas plásticas? ¿Y los de los mercados? ¿Y los trabajadores agrícolas sin tierra o con tan poca y de mala calidad que se duplican a sí mismos para atender su parcela y además trabajar por un jornal?
Desde que inició la industrialización, miles de personas que se dedicaban a los cultivos se comenzaron a trasladar a las ciudades. La fuerza de trabajo que se vende por un sueldo, creció, y también sus luchas por una mejor calidad de vida. Y aquí hay que mencionar algo que, en las últimas décadas, también ha venido creciendo: un sector de trabajadores que, diríamos, como que «no es chicha ni limonada», pues no tiene un salario ni prestaciones de ley, sino que «vende sus servicios profesionales» mediante un contrato temporal. Y allí, no sé cómo, se perdieron sus derechos laborales. No cotiza al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) ni a las Aseguradoras de Fondos de Pensiones (AFP), ni tiene derecho a aguinaldo ni a vacaciones. Y el 30 % por las vacaciones también se esfumó. Pero sí tiene muchas obligaciones hacia la empresa o patrono que lo ha contratado.

Las más sentidas demandas de la población se hicieron presentes en las calles.
El sistema mundial se vale de muchos mecanismos para «producir dinero». Los que quizás son los más injustos y concentran más la riqueza son los financieros. Hablamos de las instituciones financieras en todas sus modalidades, llámense bancos, fondos de previsión como las AFP, las compañías aseguradoras que le ofrecen devolverle su dinero si no se ha muerto en 60 años y esos mercados en los que suben y bajan «acciones», donde los ricos compran y venden para hacerse con más dinero, para mencionar algunos más conocidos.
A la mayoría de estos mecanismos para hacer dinero no tenemos acceso los trabajadores. Más, bien, somos a quienes se otorgan créditos bancarios que pagamos durante muchos años a un alto interés; o somos quienes ponemos nuestras pobres cotizaciones para que otros las jueguen en esos «bonos», «acciones» o «títulos valores» y que, si acaso, al final nos agregan unos centavos a nuestra cuenta y nos dicen que es «el rendimiento».
El 1.5 % de la población mundial tiene un patrimonio de 1 millón de dólares como mínimo (58 millones de personas).



Pese a los obstáculos al libre tránsito para llegar a la marcha, los trabajadores y sus organizaciones se hicieron presentes para demandar el cumplimiento de sus derechos.
Vaya ignorancia de los términos y mecanismos de la economía. Ignorancia que mucho les favorece a estos pocos poseedores de esa riqueza que luchan denodadamente por no redistribuir: «No al reparto», parecieran decir.
Y es que, prácticamente, ninguno de nostros recibe una retribución justa por su fuerza de trabajo. Si la recibiera, no crecería la acumulación de la riqueza en el mundo, ni surgirían nuevos multimillonarios por allá y acullá.
Según el Global Wealth Report 2024 de UBS en el mundo hay 58 millones de personas adultas (1.5 % de la población mundial) con un patrimonio superior a 1 millón de dólares, en total, ese 1.5 % concentra casi la mitad de la riqueza mundial (47.5 %). ¿En qué países está concentrada esa riqueza? Más de la mitad (61 %), en Estados Unidos y Europa Occidental (ver gráficas).
Según el mismo informe, la riqueza agregada de los multimillonarios se ha quintuplicado, es decir que pasó de 41,4 billones de dólares en el año 2000 a 213,8 billones en el 2023. El informe también explica que, por tanto, la cuota mundial de riqueza que poseen ha aumentado del 35 % al 47,5 % en ese mismo periodo, o sea, más del 10 %. Pero, ¿qué es el 10 %? Pues si es el 10 % de $1.00 son 10 centavos. Pero, ¿y si es el 10 % de $100 millones? Pues son 10 millones. Y Todos estos datos, confieso, no los comprendo bien, pues no soy economista, pero lo que sí entiendo es que para nosotros hay cada vez menos.


Así, en esta conmemoración del Día de los Trabajadores, que según encontré fue decretada por Francia en 1889 para honrar y admirar a los llamados «mártires de Haymarket», de Chicago. En mayo de 1886 los trabajadores protagonizaron huelgas y jornadas de lucha por mejores condiciones laborales.
Según la revista Historia de National Geografic, al desenlace descrito en el párrafo anterior le antecedieron otros esfuerzos, la mayoría liderados por federaciones de sindicatos y gremiales. Por ejemplo, en 1884, la Federación de Sindicatos y Gremiales de Estados Unidos y Canadá solicitó a los trabajadores que laboraran 8 horas únicamente a partir del 1º de mayo de 1886 (puede ver el artículo en https://n9.cl/hv494).
Según el relato, llegado el día señalado, la mayoría de trabajadores se sumaron a la iniciativa e, incluso, algunas empresas. Pero muchas otras se resistieron y quisieron continuar con las largas jornadas. De este conflicto surgió la conocida como revuelta de Haymarket, una manifestación que tuvo como resultado la encarcelación y condena a muerte de 8 sindicalistas, a quienes se les conoce como «los mártires de Haymarket» antes mencionados.



Defensores de Derechos Humanos, jóvenes y artistas han sufrido por el régimen represivo.
Lo que parece definitivo, es que ninguna conquista llega por sí sola. Hay que ir por ella, jugárnosla, levantar banderas y luchar, pero juntos, como un solo puño. Solo podemos ir juntos si estamos organizados, no bajo una misma bandera necesariamente, pero sí bajo un mismo y legítimo interés: mejor calidad de vida: mejor salud, mejores pensiones, derecho a cuidar a nuestra familia, respeto, dignidad, estabilidad laboral, remuneraciones de acuerdo con el costo de la vida…
Ninguna conquista llega por la bondad o la buena voluntad, ninguna conquista se logra sin fuerza y la fuerza no se consigue sin unidad… Sin ella, los divisionismos llegan, debilitan nuestras contiendas y hasta dudamos de lo legítimo de nuestros derechos.

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) también refrenda su alianza con los trabajadores.
1 Bankinter. Bolg de Economía y finanzas. «Distribución de la riqueza: ¿cuánto dinero tiene el 1 % más rico del mundo? Marzo 3 de 2024 (https://www.bankinter.com/blog/economia/reparto-riqueza-mundial)
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