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Cultura

Fotoilustración: Luis Galdámez

Carlos Mejía Godoy:
Y el verbo se hizo canto

Carlos Mejía Godoy

Mayo 16, 2025

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Carlos Mejía Godoy, el talentoso cantautor que conocemos por Son tus perjúmenes mujer y Nicaragua, Nicaraguita, hoy en el exilio de su patria querida, nos comparte su libro Y el verbo se hizo canto. Memorias, en el que presenta 50 canciones «con diversos ritmos, sabores, colores y texturas». Hoy los invitamos a esta mesa servida con una de esas 50 canciones, su letra y una historia relacionada para el recuerdo.

***

Antojitos nicaragüenses

Letra y música: Carlos Mejía Godoy

Me gusta a mí la cara de la Tencha Alaniz
eso respingadito que tiene en la nariz
me gusta el modo lindo de la María Teté
me gustan las rosquillas nadando en el café

Me encanta una chelita que vi en Cuajiniquil
los ricos huevos-chimbos que hacen en Estelí
me gusta la cajeta de leche o zapoyol
del Sauce los buñuelos de Tisma el requesón

Estos son antojos muy nicaragüenses
así pispireto, mancuncho y corneto
me quiero casar
con una chavala de aquí del lugar
de entre las presentes
quién es la valiente que se va a rifar

No hay cosa más sabrosa que comer curbasá
bajo un palo de mango camino a Apompuá
un trago de cususa al filo de un chojín 
allá por las piñuelas de Magdaleno Ortiz

Si acaso te propongo a Masatepe ir
vas a probar mondongo el mejor del país
un plato copeteado servime pronto Inés
si no tiene tufito mejor no me lo des

Estos son antojos muy nicaragüenses…

Me gusta la cintura que se gasta la Tirsa
tan linda y tan menuda como la de una avispa
me encantan las güirlas saliendo del comal
con cuajadita fresca de ai de Santo Tomás.

Me gusta la prestancia de Ña Genoveva
parece en elegancia la torre de la Jalteva
pero hay un detallito de viaje que la friega
ese lunar de pelo en el tronco-e-la oreja.

Esos son antojos muy nicaragüenses…

***

Así pispireto, mancuncho y corneto me quiero casar, con una chavala de aquí del lugar… Apunté esa frase sin saber, de primas a primera, que sería el estribillo de una futura canción. Porque la cosa es así: hay temas musicales que salen de un tirón; otros se van formando sin prisa, al suave, incluso, déjenme confesarles: tengo más de cincuenta canciones que se quedaron a medio palo.

Yo digo que a veces la gente es ingrata: te ponen tareas. Y el colmo, pues, hasta te encargan las canciones, como si fueran nacatamales. Me dice una vivandera del Oriental:

—Ideay, Carlos Mejía, ¿qué estás esperando para hacer la canción de las comidas?

—Ni quiera Dios —respondía— eso es un rial de tripa. Tendrá que ser una Cantata. ¿Te imaginás todo el comercio y el bebercio?

Pero ya ven. Un día de tantos me dio por combinar virtudes femeninas con platillos típicos: —Me gusta a mí la cara de la Tencha Alaniz, eso respingadito que tiene en la nariz… Total, una chanfaina que le gustó a la gente.

¿Están todas las comidas? ¡Qué va! Pero, como segoviano, le di prioridad a las rosquillas de Somoto y a los huevos-chimbos de Estelí. Y, por supuesto, al mondongo de Masatepe, que para mí es comida de reyes. Sin faltar el clásico trago campesino: la cususa, al filo de un chojín.

Recuerdo que, cuando estrené Los Antojitos, estaba en un galerón en Granada, allá por la Loma del Mico, donde vivía la Marucha. Lo cierto es que, en una esquinita, íngrima, sentada en una mesa con su mantelito a cuadros, una morenita–lavada aplaudía frenéticamente todas las canciones. Como en el poema Beso a la mujer de Lot, de Carlos Martínez Rivas, hasta allá fueron las miradas como flechas.


«Ahora sí, voy a tirar el anzuelo. Y canté con más entusiasmo que nunca…».


Según mi percepción, yo estaba ganando puntos, porque la dama solitaria, cuyo novio jamás apareció, con tanto entusiasmo parecía toda una presidenta del Club de Fans, que tantas veces me propusieron y jamás acepté.

Yo decía o cantaba cualquier dundera. Y ahí te va la carcajada. Y los Palacagüina me toreaban:

—Ta’pegada, Carluchín, vas a la fija. 

Entonces me dije: Ahora sí, voy a tirar el anzuelo. Y canté con más entusiasmo que nunca: Así pispireto, mancuncho y corneto me quiero casar, con una chavala de aquí del lugar. De entre las presentes ¿quién es la valiente que se va a rifar?

Para mi sorpresa, la chavala levantó la mano.

—Ya está, voy que me buja el pelo —pensé en plan triunfalista.

Después del saludo cordial, pedí permiso para sentarme. Obviamente, toca preguntar el nombre.

—Guadalupe —dijo— mostrando un camanance precioso, que desde el escenario no había advertido.

Luego vino la frase cajonera:

—¿Puedo decirle Lupita?

—No hay problema —dijo agitando el hielo de la gaseosa.

Llegó el momento idóneo para soltar la carrera.

—Gracias por levantar la mano, cuando canté Los Antojitos.

Como aquella canción famosa, todo se derrumbó, cuando la bella granadina dijo con absoluta sinceridad: —No. Quiero ser franca. Yo levanté la mano, pero fue para llamar al mesero.

«Y el verbo se hizo canto»
Carlos Mejía Godoy
Puede encontrarlo a la venta en www.amazon.comhttps://www.amazon.com/-/es/verbo-hizo-canto-Memorias-Spanish/dp/B0C2SG4Q1L

Carlos Mejía Godoy y su esposa Xochitl Jiménez perdieron su casa y la mayoría de sus pertenencias por un incendio hace pocos días en Estados Unidos. Quienes quieran contribuir a la recolección de fondos para ayudarles, pueden hacerlo en este enlace:

https://gofund.me/068e7791


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