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Ilustración: Luis Galdámez
El Colectivo Patria Exacta se pronuncia sobre la situación actual
Espacio Revista
Mayo 30, 2025
En el marco del 90 aniversario del nacimiento del escritor salvadoreño Roque Dalton, y a cincuenta años de su asesinato, el Colectivo Patria Exacta se pronuncia acerca de las medidas autoritarias del régimen y del papel de los artistas y el arte junto a las luchas del pueblo salvadoreño.
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Palabras 50 aniversario del asesinato y 90 del nacimiento de Roque Dalton. Mayo 2025
Nos convoca hoy la memoria de Roque Dalton, en un doble aniversario que marca profundamente nuestra historia: 50 años de su asesinato y 90 desde su nacimiento. Sin embargo, más allá de las circunstancias de su trágica muerte —envuelta en tensiones internas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y desvíos éticos que debemos asumir como lecciones históricas—, nuestro propósito aquí es reflexionar sobre la vigencia de su pensamiento y su práctica política.
Sus palabras resuenan con fuerza en el presente:
País mío no existes
sólo eres una mala silueta mía
una palabra que le creí al enemigo.
Hoy, más que nunca, estos versos capturan el desencanto y la lucidez con que debemos mirar nuestra coyuntura. Se ha consolidado un nuevo régimen político autoritario, sostenido por una fuerte aprobación popular, que desmonta los avances institucionales logrados desde los Acuerdos de Paz. Reformas regresivas han beneficiado a las élites económicas, reduciendo impuestos a grandes empresarios, afectando la salud y la educación públicas.
Este contexto afecta también al sector cultural. Hemos presenciado el cierre de Casas de Cultura, el despido masivo en el Ministerio de Cultura, la censura de temas como la igualdad de género y la memoria histórica. A esto se suma la represión a artistas populares: desalojos en el centro histórico, detenciones arbitrarias de músicos, poetas y jóvenes actores, muchos de ellos menores de edad, acusados sin pruebas por el simple hecho de expresar una visión crítica.
Frente a esta situación, se impone una estética oficialista que excluye, que transforma lo popular en algo que debe ser ocultado. Se impone un discurso que asocia lo bello con lo controlado, lo higienizado, mientras se reprime a quienes viven en los márgenes. Esta es una estética de dominación.
En este escenario, la figura de Roque Dalton comienza a ser recuperada desde el poder. Se rebautizan programas estatales con su nombre —como el caso de las Becas Fantel— y se invoca su imagen desde instituciones universitarias que, en la práctica, reproducen dinámicas contrarias a aquello que Roque defendió. Esta apropiación vacía de su figura no puede ocultar que Roque fue incómodo para el sistema, para sus compañeros, y muchas veces incluso para sí mismo.
Roque no fue un santo. Fue un hombre de su tiempo, que reconoció sus propias contradicciones: su machismo, su vida bohemia, su dependencia del cuidado de su esposa. Y, sin embargo, también fue capaz de cuestionarse. En poemas como «Las mujeres», «Tata» o «Sobre la plusvalía», comenzó a esbozar una crítica a la opresión de género. No llegó a desarrollar una praxis anti patriarcal coherente, pero nos dejó indicios desde los cuales continuar y profundizar esa tarea.
Uno de los aportes más importantes de Roque fue su crítica a la relación entre intelectualidad y pueblo. Denunció el mito del artista como ser iluminado, separado del resto de la sociedad. Para él, el arte debía estar al servicio de la transformación colectiva, y el artista debía asumir su papel sin caer en el narcisismo ni en la autocomplacencia. Esa falsa autonomía del arte, tan rentable para el capitalismo, termina deshumanizando al propio artista, convirtiéndolo en mercancía.
Roque nos recordó que un escritor revolucionario no es aquel que repite consignas desde la comodidad, sino quien se compromete con el proceso de liberación de su pueblo, sin sustituirlo. Porque el pueblo es el verdadero sujeto histórico del cambio.
Lo dijo con claridad:
Para un escritor latinoamericano, desenajenarse no significa encontrarse en el espejo como un Baudelaire marxista, sino verse como el hijo de un pueblo de analfabetos y descalzos… que ha entrado, a través de la transformación histórica revolucionaria, en la vía que le permitirá obtener… la realización de su integridad humana en el más alto nivel de su tiempo.
Inspirados por esta visión, nuestro trabajo artístico debe orientarse a transformar la conciencia social, a politizar desde lo popular, a impulsar la organización de quienes más sufren, sin caer en el electoralismo ni en reformas aisladas. Necesitamos un programa de lucha integral que apunte a cambiar toda la sociedad. Esta tarea es inédita, pero, como diría Freire, creemos que es un inédito posible.
Terminamos con estos versos, que son también una promesa:
A quienes digan que nuestro amor es extraordinario
porque ha nacido de circunstancias extraordinarias
diles que precisamente luchamos
para que un amor como el nuestro
(amor entre compañeros de combate)
llegue a ser en El Salvador
el amor más común y corriente,
casi el único.
Colectivo Patria Exacta
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