Cultura

Ilustración: Luis Galdámez
Carlos Mejía Godoy:
Y el verbo se hizo canto
Carlos Mejía Godoy
Mayo 30, 2025
Carlos Mejía Godoy, el talentoso cantautor que conocemos por Son tus perjúmenes mujer y Nicaragua, Nicaraguita, hoy en el exilio de su patria querida, nos comparte su libro Y el verbo se hizo canto. Memorias, en el que presenta 50 canciones «con diversos ritmos, sabores, colores y texturas». Hoy los invitamos a esta mesa servida con una de esas 50 canciones, su letra y una historia relacionada para el recuerdo.
***
Soy un ciego
Letra y música: Carlos Mejía Godoy
No necesito verte
para saber que estás conmigo
porque para quererte
a mí me sobran los sentidos
quisieron desterrarte
tras la noche de mis ojos
no saben que yo vivo
palpitando en tus coloquios
Que soy ciego te grita la gente
o lo niegues diles la verdad
que los ciegos queremos a veces
con más fuego con más ansiedad
pues los ciegos tenemos los ojos
más abiertos a la inmensidad
No envidio a los que gozan
con los matices de las rosas
ni a los que se estremecen
frente al incendio de la aurora
te intuyo en la distancia
como un río de agua fresca
y salen a encontrarte
de fervor mis manos llenas
Que soy ciego…
***
Desde que tengo uso de razón me he formulado esta pregunta: —¿Los ciegos de nacimiento ven «oscuro» o simplemente «no ven»? Y he llegado a la conclusión, platicando con mis amigos no videntes, que quien no ha conocido jamás la luz, no puede tener concepto de oscuridad. Mucho menos podría entender qué es un amarillo, un rojo, un celeste.
Pero eso sí, los ciegos de nacimiento tienen sus cuatro sentidos restantes mucho más desarrollados que nosotros. Porque ellos —lo explico usando una figura literaria llamada sinestesia— ven con el tacto la piel de una naranjal; miran con el oído la vocinglería de los pájaros; y, por qué no, son capaces de contemplar, extasiados, el perfume de un jazmín.
Gracias al oido prodigioso de los no videntes hemos conocido y aplaudido a músicos de la talla de Ray Charles, Stevie Wonder, José Feliciano, Andrea Bocelli y, al más célebre de todos: Joaquín Rodrigo, el magistral creador de El concierto de Aranjuez.
Al filo de esta reflexión, en el año 1970 fui hilvanando los versos de lo que sería mi primera balada romántica. En ella intenté apropiarme de la vivencia de un ciego profundamente enamorado, quien, lejos de inspirar lástima, reinvindica el privilegio de amar con todo el desborde de los sentidos.
Mauricio Peña se apropió de la canción y con la garra de un experimentado tenor, se rompió el alma en el Primer Festival Latino Mundial.
Un día de ese mismo año, mi amigo, el destacado director de fotografía, periodista y acucioso historiador, Nicolás López Maltez, me llamó a su estudio Galería de Arte, ubicado en la Calle 15 de Septiembre. Sin muchas vueltas, Nicolás soltó la sopa:
—Mirá, Carluchín, ante todo, felicidades por tu triunfo en Tiquilandia. Mirá cómo es la vida. Se supone que los ticos son como los mejicanos, muy nacionalistas. Ya ves que no sólo se quedaron con nuestro Guanacaste; ahora andan diciendo que ellos inventaron el gallo pinto.
—Allí tenés las contradicciones —comenté. Lo que experimentamos rompió todos nuestros esquemas. La verdad es que jamás tuvimos la mínima expectativa de clasificar. Todo aquello fue inesperado. Y si bien es cierto obtuvimos el segundo lugar, en el corazón de la gente quedó gravitando el eco de nuestra canción.
López Maltez fue al grano.
—¿Te queda por allí alguna canción inédita, que tenga carnita festivalera? Es que tengo la representación de un grandioso evento musical que tendrá por sede la ciudad de México. Se trata del Primer Festival Latino Mundial. ¿Te gustaría participar?
Un escalofrío de purita emoción me recorrió la chincaca.
—¡Ajá! —respondí—. ¿Y quién cantaría el tema?
—Ideay —dijo el periodista—, te toca escoger al intérprete.
En aquellos días comenzó a sobresalir un joven cantor llamado Mauricio Peña, a quien conocía desde el Colegio Salesiano en Granada. Fue una experiencia mágica. Mauricio se apropió de la canción, como si tuviese un año de interpretarla y con la garra de un experimentado tenor, se rompió el alma en el Primer Festival Latino Mundial.
Además de la honrosa Medalla de Oro, tuvimos el privilegio de competir en «la antesala del Festival OTI». Concursaron 100 canciones de cincuenta países. Después de dos eliminatorias, Soy un ciego, interpretada por Mauricio, quedó entre las diez finalistas, para obtener el honroso séptimo lugar.

«Y el verbo se hizo canto»
Carlos Mejía Godoy
Puede encontrarlo a la venta en www.amazon.comhttps://www.amazon.com/-/es/verbo-hizo-canto-Memorias-Spanish/dp/B0C2SG4Q1L
Carlos Mejía Godoy y su esposa Xochitl Jiménez perdieron su casa y la mayoría de sus pertenencias por un incendio hace pocos días en Estados Unidos. Quienes quieran contribuir a la recolección de fondos para ayudarles, pueden hacerlo en este enlace:
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